Se fue de Clarín y ahora cuenta los secretos del grupo

lunes, 28 de septiembre de 2009


Renunció denunciando aprietes y censura de parte de sus editores. El libro promete "miserias y secretos del grupo contados por un periodista censurado".

Un día, Claudio Díaz renunció a su trabajo en el diario Clarín. Y ese portazo –personal, quizá político– sigue resonando en su libro Diario de guerra, una encendida diatriba contra “Clarín, el gran engaño argentino”, tal como lo señala en el título que adelanta el tono general de la obra. Pero, antes, Díaz había escrito el Manual de antiperonismo. “Eso no cayó bien en el diario porque mencionaba a periodistas de Clarín como Julio Blanck y Walter Curia en ese contexto”, dice Díaz en diálogo con Crítica de la Argentina. “A partir de ahí, la relación se deterioró y, luego, para algunas notas, me pedían que escribiera a favor de ciertos hipermercados, o en la cobertura de un acto peronista me decían:`Mostrá el aparato y hacele decir a alguien cuánto le pagan por ir’”. Díaz –que se desempeñaba como periodista del área de suplementos zonales del diario– se fue, denunciando aprietes y censura de parte de sus editores. El libro de Ediciones Gárgola promete “miserias y secretos del grupo contados por un periodista censurado”.

El autor prendió el ventilador al comenzar a escribir su libro y no lo apagó hasta el final. Allí señala que la “mediocracia” es un nuevo sistema de dominio que funciona en base a la manipulación de información, difamaciones y extorsiones variopintas. “Yo creo que cada periodista antes de escribir tendría que aclarar, por honestidad moral, desde qué sector político lo va a hacer. Porque eso del periodismo independiente es una falacia absoluta. En los suplementos zonales de Clarín invitaban a los intendentes a almorzar para garantizarse publicidad oficial y después a la redacción nos pedían que buscáramos los trapitos sucios de esos mismos municipios”, dice Díaz. En el libro da algunos ejemplos históricos, pero, sobre todo, focaliza su discurso de denuncia analizando títulos y coberturas del diario Clarín, al que atribuye un particular encono con el peronismo y con el movimiento obrero en general. También aporta algunos datos acerca de los vínculos del diario de Noble con Rockefeller, Kissinger y Soros; y se detiene especialmente en los negocios de este último con José Aranda, quien además de ser vicepresidente del grupo es uno de los principales productores de arroz del país (el lector colóquelo en el orden que prefiera). Y comprime las últimas páginas del libro para meter en la misma bolsa bajo el mote de “los auténticos decadentes” a periodistas e intelectuales como Sarlo, Aguinis, Caparrós, Escribano, Morales Solá, Halperín Donghi… y siguen las firmas. Por estos días, el autor de Diario de guerra tiene su agenda llena de compromisos en charlas y conferencias.

criticadigital.com

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