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Reflexiones de Fidel: El último encuentro con Lula

miércoles, 3 de marzo de 2010 0 comentarios


Lo conocí en Managua en julio de 1980, hace 30 años, durante la conmemoración del primer aniversario de la Revolución Sandinista, gracias a mis contactos con los partidarios de la Teología de la Liberación, que se iniciaron en Chile cuando en el año 1971 visité al presidente Allende.

Por Frei Betto sabía quién era Lula, un líder obrero en el que los cristianos de izquierda ponían desde temprano sus esperanzas.

Se trataba de un humilde obrero de la industria metalúrgica que se destacaba por su inteligencia y prestigio entre los sindicatos, en la gran nación que emergía de las tinieblas de la dictadura militar impuesta por el imperio yanki, en la década del 60.

Las relaciones de Brasil con Cuba habían sido excelentes hasta que el poder dominante en el hemisferio, las hizo sucumbir. Pasaron décadas desde entonces hasta que volviesen lentamente a ser lo que son hoy.

Cada país vivió su historia. Nuestra patria soportó inusitadas presiones en las etapas increíbles vividas desde 1959, en su lucha frente a las agresiones del más poderoso imperio que ha existido en la historia.

Por ello, tiene para nosotros una enorme trascendencia la reunión que se acaba de efectuar en Cancún y la decisión de crear una Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Ningún otro hecho institucional de nuestro hemisferio durante el último siglo refleja similar trascendencia.

El acuerdo se alcanza en medio de la más grave crisis económica que ha tenido lugar en el mundo globalizado, coincidiendo con el mayor peligro de catástrofe ecológica de nuestra especie y a la vez con el terremoto que destruyó a Puerto Príncipe, capital de Haití, el más doloroso desastre humano de la historia de nuestro hemisferio, en el país más pobre del continente y el primero donde se erradicó la esclavitud.

Cuando escribía esta Reflexión, a sólo seis semanas de la muerte de más de doscientas mil personas de acuerdo a cifras oficiales en aquel país, llegaron noticias dramáticas de los daños causados por otro sismo en Chile, que ocasionó la muerte de personas cuyo número se acerca ya a mil, según cifras de las autoridades, y enormes daños materiales. Conmovían especialmente las imágenes de los sufrimientos de millones de chilenos afectados material o emocionalmente por aquel golpe cruel de la naturaleza. Chile, afortunadamente, es un país con más experiencia frente a ese tipo de fenómeno, mucho más desarrollado económicamente y con más recursos. De no haber contado con infraestructuras y edificaciones más sólidas, un incalculable número de personas, tal vez decenas o incluso cientos de miles de chilenos, habrían perecido. Se habla de dos millones de damnificados y posibles pérdidas que oscilan entre 15 y 30 mil millones de dólares. En su tragedia cuenta también con la solidaridad y las simpatías de los pueblos, entre ellos el nuestro, aunque dado el tipo de cooperación que necesita es poco lo que puede hacer Cuba, cuyo gobierno fue uno de los primeros en expresar al de Chile sus sentimientos de solidaridad, cuando las comunicaciones estaban aún colapsadas.

El país que hoy pone a prueba la capacidad del mundo para enfrentar el cambio climático y garantizar la supervivencia de la especie humana es sin duda Haití, por constituir un símbolo de la pobreza que hoy padecen miles de millones de personas en el mundo, incluida una parte importante de los pueblos de nuestro continente.

Lo ocurrido en Chile con el terremoto de la increíble intensidad de 8,8 en la escala de Richter, aunque afortunadamente a más profundidad que el que destruyó Puerto Príncipe, me obliga a enfatizar la importancia y el deber de estimular los pasos de unidad logrados en Cancún, aunque no me hago ilusiones sobre lo difícil y compleja que será nuestra lucha de ideas frente al esfuerzo del imperio y sus aliados dentro y fuera de nuestros países por frustrar la tarea unitaria e independentista de nuestros pueblos.

Deseo dejar constancia escrita de la importancia y el simbolismo que para mí tuvo la visita y el último encuentro con Lula, desde el punto de vista personal y revolucionario. Él dijo que, próximo ya a finalizar su mandato, deseaba visitar a su amigo Fidel; calificativo honroso que recibí de su parte. Creo conocerlo bien. No pocas veces conversamos fraternalmente dentro y fuera de Cuba.

Una vez tuve el honor de visitarlo en su casa, situada en un modesto barrio de Sao Paulo, donde residía con su familia. Fue para mí un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos. No olvidaré nunca la atmósfera familiar y sana de aquel hogar, y el sincero afecto con que lo abordaban sus vecinos, cuando Lula era ya un prestigioso líder obrero y político. Nadie sabía entonces si llegaría o no a la Presidencia de Brasil, pues los intereses y fuerzas que se le oponían eran muy grandes, pero me agradaba hablar con él. A Lula tampoco le importaba mucho el cargo; le satisfacía, sobre todo, el placer de luchar y lo hacía con intachable modestia; que demostró sobradamente cuando, habiendo sido vencido tres veces por sus poderosos adversarios, sólo accedió a permitir la postulación del Partido de los Trabajadores en una cuarta ocasión por fuerte presión de sus más sinceros amigos.

No intentaré hacer recuento de las veces que hablamos antes de que lo eligieran Presidente; una de ellas, entre las primeras, fue a mediados de la década de los 80 cuando luchábamos en La Habana contra la deuda externa de América Latina, que entonces ascendía a 300 mil millones de dólares y había sido más de una vez pagada. Es un luchador nato.

Tres veces, como dije, sus adversarios, apoyados en enormes recursos económicos y mediáticos, lo derrotaron en las urnas. Sus más cercanos colaboradores y amigos sabíamos sin embargo que había llegado la hora de que aquel humilde obrero fuese el candidato del Partido de los Trabajadores y de las fuerzas de izquierda.

Con seguridad sus oponentes lo subestimaron, pensaron que no podría contar con mayoría alguna en el órgano legislativo. No existía ya la URSS. ¿Qué podía significar Lula al frente de Brasil, una nación de grandes riquezas, pero de escaso desarrollo en manos de una burguesía rica e influyente?

Sin embargo, el neoliberalismo entraba en crisis, la Revolución Bolivariana había triunfado en Venezuela, Menem estaba en caída vertical, Pinochet había desaparecido de la escena y Cuba resistía. Pero Lula es electo cuando Bush triunfa fraudulentamente en Estados Unidos, despojando a su rival Al Gore de la victoria.

Se iniciaba una etapa difícil. Impulsar la carrera armamentista y con ella el papel del Complejo Militar Industrial, y reducir los impuestos a los sectores ricos, fueron los primeros pasos del nuevo Presidente de Estados Unidos.

Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, reinició las guerras de conquista e institucionalizó el asesinato y las torturas como instrumento de dominio imperialista. Son impublicables los hechos relacionados con las cárceles secretas, que delataban la complicidad de los aliados de Estados Unidos con esa política. De este modo, se aceleró la peor crisis económica de las que en forma cíclica y creciente acompañan al capitalismo desarrollado, pero esta vez con los privilegios de Bretton Woods y sin ninguno de sus compromisos.

Brasil, por su parte, en los últimos ocho años bajo la dirección de Lula, vencía obstáculos, incrementaba su desarrollo tecnológico, y potenciaba el peso de la economía brasileña. La parte más difícil fue su primer período, pero tuvo éxito y ganó experiencia. Con su incansable batallar, serenidad, sangre fría y creciente consagración a la tarea, en condiciones internacionales tan difíciles, Brasil alcanzó un PIB que se aproxima a los dos millones de millones de dólares. Los datos varían según las fuentes, pero todas lo sitúan entre las 10 mayores economías del mundo. A pesar de eso, con una superficie de 8 millones 524 mil kilómetros cuadrados, frente a Estados Unidos, que apenas posee algo más de territorio, Brasil sólo alcanza aproximadamente el 12% del Producto Interno Bruto de ese país imperialista que saquea al mundo y despliega sus fuerzas armadas en más de mil bases militares de todo el planeta.

Tuve el privilegio de asistir a su toma de posesión a fines del 2002. También estuvo Hugo Chávez, que acababa de enfrentar el golpe de Estado traidor del 11 de abril de ese año, y posteriormente el golpe petrolero organizado por Washington. Ya Bush era Presidente. Las relaciones entre Brasil, la República Bolivariana y Cuba siempre fueron buenas y de mutuo respeto.

Yo tuve un accidente serio en octubre del 2004, que limitó seriamente mis actividades durante meses, y enfermé gravemente a fines de julio del 2006, en virtud de lo cual no vacilé en delegar mis funciones al frente del Partido y del Estado en la proclama del 31 de julio de ese año, con carácter provisional, al que pronto le asigné carácter definitivo cuando comprendí que no estaría en condiciones de asumirlas nuevamente.

En cuanto la gravedad de mi salud me permitió estudiar y meditar, me consagré a eso y a revisar materiales de nuestra Revolución, y de vez en cuando a publicar algunas Reflexiones.

Después que enfermé he tenido el privilegio de ser visitado por Lula cuantas veces ha viajado a nuestra Patria y de conversar ampliamente con él. No diré que siempre coincidí con toda su política. Soy, por principio, opuesto a la producción de biocombustible a partir de productos que puedan ser utilizados como alimentos, consciente de que el hambre es y podrá ser cada vez más una gran tragedia para la humanidad.

Este sin embargo -lo expreso con toda franqueza - no es un problema creado por Brasil y mucho menos por Lula. Forma parte inseparable de la economía mundial impuesta por el imperialismo y sus aliados ricos que, subsidiando sus producciones agrícolas, protegen sus mercados internos y compiten en el mercado mundial con las exportaciones alimentarias de los países del Tercer Mundo, obligados a importar en cambio los artículos industriales producidos con las materias primas y los recursos energéticos de ellos mismos que heredaron la pobreza de siglos de colonialismo. Comprendo perfectamente que Brasil no tenía otra alternativa, frente a la competencia desleal y los subsidios de Estados Unidos y Europa, que incrementar la producción de etanol.

La tasa de mortalidad infantil todavía en Brasil es de 23,3 por cada mil nacidos vivos y la materna de 110 por cada 100 mil partos, mientras en los países industrializados y ricos es menos de 5 y 15 respectivamente. Otros muchos datos similares podrían citarse.

El azúcar de remolacha, subsidiada por Europa, arrebató a nuestro país el mercado azucarero, derivado de la caña de azúcar, trabajo agrícola e industrial precario y eventual que mantenía en el desempleo gran parte del tiempo a los trabajadores azucareros. Estados Unidos por su parte, se apoderó también de nuestras mejores tierras y sus empresas eran dueñas de la industria. Un día, abruptamente, nos despojaron de la cuota azucarera y bloquearon a nuestro país para aplastar la Revolución y la independencia de Cuba.

Hoy Brasil ha desarrollado el cultivo de la caña de azúcar, la soya y el maíz con máquinas de alto rendimiento que pueden emplearse en esos cultivos con altísima productividad. Cuando un día observé la filmación de una extensión de 40 mil hectáreas de tierra en Ciego de Ávila dedicada al cultivo de soya en rotación con maíz donde se tratará de laborar durante todo el año, exclamé: es el ideal de una empresa agrícola socialista, altamente mecanizada con elevada productividad por hombre y por hectárea.

Los problemas de la agricultura y sus instalaciones en el Caribe son los huracanes que, en número creciente, arrasan su territorio.

También nuestro país ha elaborado y firmado con Brasil la financiación y construcción de un modernísimo puerto en el Mariel, que será de enorme importancia para nuestra economía.

En Venezuela están utilizando la tecnología agrícola e industrial brasileña para producir azúcar y utilizar el bagazo como fuente de energía termoeléctrica. Son equipos de avanzada que laboran en una empresa también socialista. En la República Bolivariana utilizan el etanol para mejorar el efecto ambientalmente nocivo de la gasolina.

El capitalismo desarrolló las sociedades de consumo y también el derroche de combustible que engendró el riesgo de un dramático cambio climático. La naturaleza tardó 400 millones de años en crear lo que nuestra especie está consumiendo en apenas dos siglos. La ciencia no ha resuelto todavía el problema de la energía que sustituirá a la que hoy genera el petróleo; nadie sabe cuánto tiempo requerirá y cuánto costaría resolverlo a tiempo. ¿Dispondrá de él? Eso fue lo que se discutió en Copenhague y la Cumbre resultó un fracaso total.

Lula me contó que cuando el etanol cuesta un 70% del valor de la gasolina, ya no es negocio producirlo. Expresó que disponiendo Brasil del mayor bosque del planeta, reducirá progresivamente la tala actual en un 80%.

Hoy posee la mayor tecnología del mundo para perforar en el mar, y puede extraer combustible situado a una profundidad de siete mil metros de agua y fondo marino. Hace 30 años habría parecido historia de ciencia ficción.

Explicó los programas educacionales de alto nivel que Brasil se propone llevar adelante. Valora altamente el papel de China en la esfera mundial. Declaró con orgullo que el intercambio comercial con ese país se eleva a 40 mil millones de dólares.

Una cosa es indiscutible: el obrero metalúrgico se ha convertido actualmente en un estadista destacado y prestigioso cuya voz se escucha con respeto en todas las reuniones internacionales.

Está orgulloso por haber recibido el honor de los Juegos Olímpicos para Brasil en el 2016 en virtud del excelente programa presentado en Dinamarca. Será sede también del Mundial de Fútbol en el 2014. Todo ha sido fruto de los proyectos presentados por Brasil, que superaron a los de sus competidores.

Una gran prueba de su desinterés fue la renuncia a buscar la reelección, y confía en que el Partido de los Trabajadores continuará gobernando a Brasil.

Algunos envidiosos de su prestigio y de su gloria, y peor aún, los que están al servicio del imperio, lo criticaron por visitar Cuba. Utilizaron para ello las viles calumnias que desde hace medio siglo se usan contra Cuba.

Lula conoce desde hace muchos años que en nuestro país jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó el asesinato de un adversario, jamás se mintió al pueblo. Tiene la seguridad de que la verdad es compañera inseparable de sus amigos cubanos.

De Cuba partió rumbo a nuestro vecino Haití. A él le informamos nuestras ideas sobre lo que proponemos con relación a un programa sostenible, eficiente, especialmente importante y muy económico para Haití. Conoce que más de cien mil haitianos fueron atendidos por nuestros médicos y los graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina después del terremoto. Hablamos cosas serias, conozco sus ardientes deseos de ayudar a ese noble y sufrido pueblo.

Guardaré un imborrable recuerdo de mi último encuentro con el Presidente de Brasil y no vacilo en proclamarlo.

Fidel Castro Ruz

Marzo 1 de 2010

12 y 15 p.m.


fuente: cubadebate.cu

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La tecnocracia venusiana, por Florencia Abbate

martes, 2 de marzo de 2010 2 comentarios


“Espero que puedas tener algo de esperanza y no pura apatía y desconfianza”, me dice uno de los varios activistas de Zeitgeist que me escribieron un mail después de haber leído mi última contratapa. “Nosotros dedicamos tiempo de nuestras vidas a intentar construir algo mejor”, continúa. “Creo que no somos funcionales; funcional sería criticar organizaciones que buscan el cambio”.

Porque tengo algo de esperanza, me intereso por las organizaciones que buscan un cambio, y también por eso siento la responsabilidad de criticarlos cuando, aun con las mejores intenciones, promueven algo que me parece un engaño.

Porque tengo algo de esperanza me alegro de que muchas comunidades en distintas provincias de nuestro país tengan la valentía de enfrentarse a la represión para defender, pacíficamente, la salud de las personas contra el negocio de la minería a cielo abierto. Y me alegro también cuando leo la nueva y avanzada Constitución con la que cuenta Bolivia desde el año pasado, un hito en la historia de Latinoamérica y noble ejemplo de los resultados del “activismo” de la gente en defensa de sus propios intereses comunes.

Pero una cosa es ser esperanzado y otra es ser ingenuo. Y por eso, lamentablemente, no puedo experimentar ninguna alegría cuando leo, en el mail del activista de Zeitgeist, que es un movimiento donde todos desean lo mismo, “el Proyecto Venus”, y agrega, aludiendo a mi texto: “Es romántico estar contra de la tecnología. ¿Pero cuál es el argumento para estar en contra de ella si es bien utilizada?”

Me sobran argumentos en contra de la concepción tecnocrática del mundo que va de la mano del Proyecto Venus, el cual parte de la inquietante premisa de que “todos los problemas de la sociedad, incluyendo a la sociedad misma, son técnicos por naturaleza”. Y en consecuencia propone abolir la política: “Son los técnicos los que te dan electricidad y agua. Los que te dan vehículos. Los que te dan celulares para comunicarte. Es la teconología la que resuelve problemas, no la política”.

Eliminando la división entre política como reino de los fines y técnica como reino de los medios, pretenden que la solución sería entregarles a las máquinas nuestro poder de decidir: “La transferencia de la toma de decisiones a la inteligencia de las máquinas es la siguiente fase de la evolución social. Esto reduce enormemente el error humano y remueve los peligrosos prejuicios, subjetividad y opinión”, se afirma impunemente en el manual que difunde el magnate Jacque Fresco, el ideólogo de este movimiento que supuestamente está contra el dinero, desde su propiedad de 85 mil metros cuadrados en el estado de Florida.

En ese terreno privado ha desarrollado un modelo de ciudad que plantea para el mundo entero –con edificios diseñados en su centro de investigación, transportes ultraveloces, campos de golf al por mayor– y no duda en cobrar 8.000 euros por cada conferencia en la que explica que habrá que destruir las antiguas ciudades para reemplazarlas por éstas. Y nos hace llegar sus ideas a través de un video de propaganda, Zeitgeist addendum, que termina con el logo de Siemens, corporación que está entre sus patrocinadores y que fabrica los trenes futuristas que circulan en Venus.

Resulta obvio que no cualquier persona, ni cualquier país, contaría con los recursos tecnológicos para crear e implementar a escala mundial la sociedad cibernética que Fresco propone, un sistema en el cual los ciudadanos de la Tierra convergeríamos para entregar nuestra voluntad a decisiones automáticas, fruto de cálculos y previsiones de tipo científico, en base a puros criterios de eficiencia. ¿Sería justo que una elite de técnicos financiada por millonarios fuera la encargada de administrar los recursos de todo el planeta?

No hace falta remitirse a la emblemática Dialéctica de la ilustración de Adorno y Horkheimer –aunque no estaría mal que la leyeran estos activistas– para saber que la tecnología nunca es neutra. La técnica lleva en sí la marca de la voluntad, que es anterior a ella y depende de la percepción que los seres humanos tienen de sí mismos. La técnica construye el mundo, pero hay una voluntad humana que le ha dado nacimiento. Se trata de algo diametralmente opuesto a la doxa de Zeitgeist, que “naturaliza” la tecnología. ¿Acaso las máquinas de Venus no serían controladas por los dueños del sistema que ellos mismos han creado?

La técnica no es neutral, porque impone un mundo con determinadas características que no podemos dejar de habitar, y al hacerlo contraemos hábitos que transforman nuestro modo de vida en una dirección que no hemos elegido. La cibernética tiende a perder incluso ese carácter de mundo independiente que tenían las primeras maquinarias de la época moderna, hasta el punto de que estas máquinas comienzan a parecer pertenecientes al cuerpo humano como el caparazón al cuerpo de una tortuga.

La ideología tecnocrática fomenta la aceptación pasiva de una realidad que nos inscribe en un sistema que actúa por sí mismo. Y allí donde el espacio vital de las personas es enteramente generado y hecho posible por los más avanzados aparatos técnicos, los seres humanos devienen triviales funcionarios de dicho sistema, y su identidad termina reducida a su funcionalidad. Se llega de ese modo a lo contrario a la libertad que propugnan los activistas de Zeitgeist.

Pero vivimos en un tiempo extraño, en el que la derrota de la inteligencia humana se celebra como un triunfo.

fuente: criticadigital.com.ar

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Morir dos veces

lunes, 1 de marzo de 2010 0 comentarios


Las fosas comunes de Haití, masivas e indiscriminadas, chocan contra las recomendaciones de las organizaciones internacionales - Los NN (muertos sin nombre) también merecen un trato digno.

Tras el tsunami que en 2004 arrasó varios países asiáticos, los principales grupos de rescate internacionales, en colaboración con las autoridades de los países afectados, instrumentaron un sistema para catalogar a las víctimas de la catástrofe. Así, sus familiares podrían recuperar los restos y darles tierra o incinerarlos conforme a sus deseos o creencias.

Fotografías, fichas de identificación (con reseñas dentales, de cicatrices y otras marcas corporales) y detalles concretos sobre la ubicación de los restos permitían tener localizado el cadáver, incluso si éste había sido inhumado en una fosa.

Las experiencias del tsunami dieron lugar en 2006 a La gestión de cadáveres en situaciones de desastre: guía práctica para equipos de respuesta, el primer manual práctico en su género, con orientaciones sobre la forma de recuperar e identificar los cadáveres y de tener debidamente en cuenta las necesidades y los derechos de los supervivientes. Contribuyeron a su redacción el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Pero en el caso de Haití, la teoría ha chocado de frente con la magnitud de la tragedia y con la falta de recursos e infraestructuras necesarios para aplicar las buenas prácticas que el manual prescribe. El terremoto del pasado 12 de enero puso en evidencia el recurso a la fosa común de forma masiva e indiscriminada, sin rastro de identidades ni dignidad, en contra de las recomendaciones de esas organizaciones.

Se esgrimieron motivos higiénico-sanitarios (prevención de epidemias), aunque la patente inoperancia del Estado haitiano también fue un argumento de peso. Pero, aunque todo el mundo pareció entender dichas razones, ha habido voces discordantes al respecto, y no sólo las de los seguidores del vudú, que auguran que los muertos mal sepultos volverán al mundo de los vivos para cobrarse su tributo.

ONG y agencias internacionales han criticado el recurso a las fosas comunes por ser una práctica innecesaria (porque los cadáveres no propagan enfermedades; al morir los tejidos, mueren también los agentes patógenos) y, sobre todo, porque una fosa común es una "violación de los derechos humanos de los miembros supervivientes de la familia", según el manual. La desaparición de los restos mortales de una persona no sólo entraña dificultades legales y administrativas, también emocionales y psicológicas para los vivos.

"Las inhumaciones masivas, intempestivas y no ordenadas son desaconsejadas de todo punto de vista, forense y humanitario", explica por teléfono desde Seattle (EE UU) Morris Tidball-Binz, forense del CICR, que participó en las labores de emergencia tras el terremoto. "Pero en el caso de Haití, si bien no es justificable, es comprensible, pues es un país que padece de muchas deficiencias, entre ellas la capacidad institucional para gestionar cadáveres no identificados o no reclamados. Haití no tiene un sistema médico-legal para tratar esos cadáveres de forma adecuada, y eso ya sucedía antes del seísmo. Pero hasta los sistemas más avanzados se verían desbordados por una catástrofe semejante".

La experiencia de Tidball-Binz en el depósito de cadáveres del Hospital Universitario de Puerto Príncipe revela un rudimentario panorama: "El personal no tenía guantes ni bolsas de plástico para los cadáveres. La mala gestión no se hizo adrede en absoluto, los pocos funcionarios de la morgue no tenían ni los medios ni la capacitación necesarios. Fueron muy receptivos a nuestras indicaciones", subraya el forense.

Por eso las críticas de organismos y medios de comunicación parecen especialmente injustas a Tidball-Binz. "Vi cómo se acercaban, hasta donde permitía el penetrante olor que desprendían los cadáveres, a denostar el trabajo de los funcionarios de la morgue. Pero puedo asegurar que éstos trabajaron en condiciones heroicas".

Los líderes de las principales confesiones religiosas que se practican en Haití, vudú incluido, también manifestaron su preocupación por una inapropiada gestión de esa muerte masiva. "A los haitianos les importan sus muertos, claro que sí. Tienen una cultura riquísima al respecto, incluyendo todos los rituales en torno al duelo, pero la mayoría de la población no tiene recursos para costearse un funeral. Así que las críticas a la supuesta indiferencia de los supervivientes para con sus muertos son infundadas", subraya el experto forense del CICR.

Cebarse con el débil en los momentos de mayor vulnerabilidad de éste tiene otra posible lectura, deja entrever en la conversación el forense: evidentes resabios de colonialismo. Con las fosas comunes, miles de personas pobres, de raza negra, han sido privadas incluso del recuerdo de su paso por la tierra... Privadas de derechos, tanto vivas como muertas... ¿Implica una vida desposeída de todo una muerte necesariamente indigna? ¿Resulta imaginable que eso sucediera en el mundo desarrollado?

Parte de los cerca de 80.000 cuerpos que se calcula han sido inhumados colectivamente en Haití tras el terremoto, son también muertos NN (nomen nescio, desconozco el nombre, en latín; No Name, en inglés, o Ningún nombre), es decir, personas sin datos de filiación. La sigla NN se aplica habitualmente a los miles de desaparecidos en las dictaduras militares latinoamericanas de los años setenta del pasado siglo, pero también a los que se lleva por delante la violencia sistemática que azota el continente. Así se les llama comúnmente en Latinoamérica: muertos NN, ya sean resultado del azar o de la alevosía de la violencia. Pero entre éstos y los muertos de Haití hay una radical diferencia de procedimiento: mientras que los muertos etiquetados como NN son aquellos que, tras un estudio científico-forense, no arrojan ninguna identidad, en el caso de Haití la etiqueta NN ha antecedido -y reemplazado- cualquier intento de identificación: la premura de la situación de emergencia ha privado a miles de haitianos de toda entidad postrera.

Para otros expertos, especialistas en fosas comunes políticas -es decir, donde yacen víctimas de violaciones de derechos humanos-, el recurso a ellas tras una catástrofe como la de Haití no implica necesariamente indignidad ni irrespeto. "El uso de fosas comunes se debe a necesidades sanitarias urgentes, no a una actitud de negarles dignidad ni derechos. Pero eventualmente los familiares tendrán derecho a alguna forma razonable de determinar el paradero de los restos y sepultarlos en forma digna dentro de sus tradiciones y cultura", explica el jurista argentino Juan E. Méndez, profesor de la Universidad de Washington y, entre 2004 y 2007, relator especial de la ONU para la prevención del genocidio.

"(...) O bien de encontrar la forma de que las fosas comunes no sean lo mismo que las fosas NN, ya que lo que ofende a la dignidad no es que sean comunes, sino que se pretenda negarles su derecho a la identidad y a la dignidad de las personas", recalca Méndez.

¿Cómo gestionar la existencia, o el contenido, de una fosa? Según los restos que encierre, vienen a decir los expertos, unánimemente partidarios de abrirlas siempre que se sospeche que en su interior hay restos de víctimas de violaciones de derechos humanos o persecución política, es decir, de delitos. "Aunque las fosas comunes siempre refieren a la muerte colectiva o en masa, pueden ser de tipos muy diversos y no podemos hablar de ellas como si fueran la misma cosa. Por ejemplo, por su origen, pueden estar relacionadas con una catástrofe natural, con un ritual de autoinmolación, con un conflicto bélico o incluso con un genocidio. A partir de ahí, de cuál es la naturaleza y significado de la fosa en origen, las consecuencias que pueden tener a corto, medio o largo plazo son muy diferentes, y las formas de llegada a esas fosas en contextos históricos, políticos y sociales determinados (con nuevas estrategias de ocultación, mapeos, conmemoraciones, exhumaciones, rituales políticos o religiosos, etcétera) también", señala el antropólogo Francisco Ferrándiz, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La económica es otra razón de peso a la hora de determinar la posibilidad de reabrir una fosa. Pero el beneficio humanitario y social siempre debe primar por encima de las razones pecuniarias. "Apresurarse a disponer los cuerpos sin una identificación apropiada produce más daños que beneficios. Los entierros masivos y comunes traumatizan a las familias y a las comunidades y pueden tener consecuencias legales muy graves, por ejemplo, la imposibilidad de recuperar e identificar los cadáveres", señala el manual de referencia para la gestión de cadáveres.

"No es tanto la recuperación e identificación de los restos lo que dignifica a las víctimas, sino el reconocimiento de que en vida fueron seres humanos, que -al decir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos- nacieron 'iguales en dignidad y derechos", explica Méndez, en referencia a cualquier resto inhumado en una fosa común. Pero ¿se les había reconocido a los haitianos su dignidad y sus derechos como seres humanos antes de la catástrofe? ¿Gozaban de los mismos derechos que los ciudadanos de, por ejemplo, Suiza?

Otro elemento de dificultad añadido a la existencia de las fosas comunes es que no siempre resulta viable reabrirlas. "Hay centenares, miles de cadáveres que no van a poder ser nunca identificados ni recuperados en Haití", afirma el forense Tidball-Binz; "sus restos se apilan en un vertedero situado a las afueras de Puerto Príncipe".

"En el caso de Haití -señala el antropólogo Francisco Ferrándiz-, la dimensión de la tragedia y las necesidades asociadas a la reconstrucción del país hacen inviables las exhumaciones, a menos que se haga alguna intervención simbólica y testimonial. Sabemos que desde los primeros momentos de la tragedia están teniendo lugar acciones más o menos espontáneas de tipo simbólico y religioso, vinculadas con rituales mortuorios derivados de la propia estructura de creencias de los haitianos. Desde el punto de vista de las políticas públicas de la memoria del terremoto, puede esperarse que se demarquen algunas fosas, o que se instauren rituales públicos para recordar la tragedia o a los fallecidos. También es previsible que los familiares, vecinos o conciudadanos continúen fomentando algún tipo de ritualización y memorialización relacionada con estas fosas comunes".

Que Haití sea un país fundamentalmente católico y atravesado por la práctica popular del vudú no impone requisitos específicos a la hora de abordar la existencia de las fosas. "El deseo imperativo de los parientes de todas las religiones y todas las culturas es identificar a sus seres queridos. El duelo y el entierro individual tradicional son factores importantes para la recuperación o el proceso de curación personal y de la comunidad", señala el manual.

Luis Fondebrider, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con una experiencia de 25 años en casos de violencia política cometidos en 40 países, subraya que "el dolor, la angustia y la incertidumbre de los familiares [de los muertos] es la misma, más allá del paso del tiempo o de las diferencias de cultura o religión". Pese a las dificultades, el equipo que dirige sigue avanzando "en la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación y la preservación de la memoria".

Algo a lo que en la práctica no parece que tengan derecho la mayoría de los muertos haitianos. En un revoltijo de miembros mezclados con basura, raíces y gusanos, miles de seres yacen en un limbo total, quizás definitivo.

Cadáveres de primera y de tercera categoría
Unas 20 personas llegaban a diario a Puerto Príncipe, antes del terremoto, para vivir en las chabolas de los suburbios de la capital haitiana. Procedían del interior del país y desde el momento de su desembarco pasaban a engrosar una población de aluvión invisible para las estadísticas. Por eso casi dos tercios de los haitianos no están registrados formalmente y su desaparición tampoco es reseñada administrativamente, recuerda el forense Morris Tidball-Binz. Eso, unido a la falta de un sistema médico-legal, hace que el destino final de miles de muertos no identificados ni reclamados tras la catástrofe penda del infinito.

"Los muertos que tras el terremoto se acumulaban en la morgue del Hospital Universitario de Puerto Príncipe no constan en las estadísticas ni en los registros oficiales. Corresponden a víctimas sin familia, de los sectores más desfavorecidos y cuyos restos no han sido identificados ni reclamados por nadie", explica Tidball-Binz. "Porque hubo otras tres clases de muertos en el seísmo. Los primeros, los funcionarios internacionales, que fueron recuperados e identificados de forma bastante expeditiva por los organismos a que servían e incluso por sus propios Gobiernos. En segundo lugar, los ciudadanos haitianos con recursos suficientes, cuyo sepelio fue gestionado por alguno de los servicios funerarios privados que existen en el país, y que por cierto son muy numerosos. Y por último, gran cantidad de víctimas cuyas familias no tenían recursos pero que se las arreglaron por sí mismos para recoger los cadáveres y enterrarlos", cuenta el forense del CICR.

El cuarto grupo, el más numeroso, el de los muertos NN, como los que llenaban las dependencias de la morgue de Puerto Príncipe, tiene una larga costumbre en el país. "Existía una tradición previa en Haití de arrojar periódicamente a un botadero de basura a las afueras de Puerto Príncipe todos los cuerpos que yacían en la morgue pero que no habían sido identificados ni reclamados por nadie. Es un problema de larga data en el país, una práctica consuetudinaria", añade el forense, que no intenta justificar el uso de fosas comunes, sino "explicar el contexto, un contexto con deficiencias reseñables, pero aún más desbordado por la magnitud de la catástrofe" del pasado 12 de enero.

fuente: elpais.com

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Las Líneas de Chávez: ¡Del Caracazo a la Revolución!

domingo, 28 de febrero de 2010 0 comentarios


Aconteció en Cancún, en la Riviera Maya, los días 22 y 23 de febrero: el sueño visionario del Libertador remontó los tiempos para encarnarse de nuevo en México. Para decirlo con Bolívar: “el bien inestimable de la unión es el objetivo”, y cobró toda su significación y trascendencia en la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe. Demasiado largo ha sido ya el tiempo de las fragmentaciones impuestas, de las distancias indeseadas, de las lejanías interesadas que no han hecho más que dejarle el campo abierto a todas las tropelías y atropellos del imperio.
Ciertamente, la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe nace como un espacio de articulación: la unión es la visión de largo plazo y el punto de llegada. La unión no se decreta, se debe ir construyendo, paso a paso, respetando las diferencias que existen entre nuestros países.

Ahora bien, hemos conquistado un sólido punto de partida. A partir de esta Cumbre convocada y organizada por el Grupo de Río, el imperativo de la unidad ha cobrado nuevos bríos, va apareciendo con perfil propio y con una inexorable voluntad plural y colectiva.

Ha llegado la hora de los pueblos y ha comenzado a sonar en todos los relojes: la hora de fundirnos en una verdadera hermandad continental, para honrar de forma activa, en esta Era Bicentenaria, el legado de dignidad plena de nuestras libertadoras y libertadores. He allí nuestro desafío histórico: no sólo ser sus herederos y herederas, sino sus continuadores y continuadoras.

La creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, como lo dije en México, hace renacer el supremo sueño de Bolívar, de Martí y de todos y todas los que creyeron en la unidad como valor de existencia para nuestros pueblos y lucharon por su realización. Doscientos años de batalla reafirman una certeza histórica común y compartida: nuestros pueblos son, en definitiva, un solo pueblo en toda la extensión de la Patria Grande.

Estamos conscientes de que no va a ser fácil avanzar hacia la unidad: el prontuario de ignominias de Estados Unidos en nuestras tierras así nos lo hace suponer. Unirnos para ser cada vez más libres, independientes y soberanos es algo que, social y políticamente, impide el desarrollo de la agenda imperial y neocolonizadora gringa: no olvidemos que el imperio, a lo largo de nuestra historia, ha logrado mantenernos divididos para debilitarnos y, finalmente, dominarnos.

Lamentablemente, la OEA se convirtió en su principal instrumento de dominación y, por ello, debe desaparecer más temprano que tarde.

En torno al penoso incidente con el Presidente colombiano, no creo conveniente decir más de lo que ya he dicho: ante todos los asistentes a esta Cumbre quedó develada su intención provocadora para desvirtuar el supremo objetivo que nos reunía. No podemos confundir lo subalterno con lo trascendente: la realización de la unidad de quienes compartimos lazos históricos y fraternos fue el espíritu de Cancún. El espíritu que se hizo carne en el respaldo unánime a la Argentina, que batalla por la plena recuperación de su soberanía sobre las islas Malvinas; el espíritu que se hizo carne en la decisión unánime de maximizar nuestro respaldo económico al pueblo haitiano para que le haga frente, en las mejores condiciones, a la tragedia que hoy padece; el espíritu que se hizo carne en la voluntad unánime de romper con la secular exclusión de la Cuba revolucionaria.

Como lo dijo la presidenta Bachelet, recordando al presidente mártir Salvador Allende: partimos de Cancún con la mayor alegría, con plena confianza en la sabiduría de los pueblos para ir forjando su propio destino e ir abriendo así aquellas anchas alamedas de dignidad.
Como quería Bolívar, nos estamos llamando al orden y a la razón para que la Patria Grande, independiente y unida, sea el hermoso patrimonio que le leguemos a la posteridad.

II
El jueves 25 de febrero se produjo el lanzamiento de La Radio del Sur, voz de la Patria Grande. Se trata de una poderosa red conformada por más de 100 radioemisoras, que no sólo abarca a toda Nuestra América sino que se extiende a África y Asia: el Sur también existe y está batallando, en todos los terrenos, por el nacimiento de un mundo donde quepan muchos mundos.

Contamos ahora con un nuevo instrumento para la batalla comunicacional e informativa, por la soberanía cultural de nuestro Sur y para seguir desalambrando los latifundios mediáticos.

Debido al peso que tiene la televisión en la vida contemporánea, hay una cierta tendencia a menospreciar el universo radiofónico y su alcance. Craso error: el potencial de la radio para la descolonización cultural y la transformación de las conciencias es muy grande. Tengo la certeza de que La Radio del Sur se encargará de demostrarlo fehacientemente.

Las voces del Sur -tan plurales como diversas- tienen mucho que decir y merecen ser escuchadas: a través de esta red de radioemisoras vamos a poder escucharnos plenamente y sin interferencias. A través de La Radio del Sur vamos a poder conocernos y reconocernos.

III
Hoy 27 febrero escribo esta nueva entrega de Las líneas de Chávez: hoy, en este día, estamos conmemorando 21 años del Caracazo. Mejor dicho, del Venezolanazo porque la rebelión popular de febrero de 1989 se extendió por todo el país. Ciertamente su epicentro estuvo en Caracas pero fue de carácter nacional.

Quiero recordar unas palabras de aquel fundador del pensamiento nuestroamericano llamado Simón Rodríguez, porque mañana, cuando se publique esta edición de Las Líneas, estaremos conmemorando el 156° aniversario de su desaparición física. Robinson avizoró y caracterizó, como nadie, nuestra tragedia histórica, al decir que somos “miserables en medio de la abundancia”. Un 27 de febrero de 1989 nos cansamos de serlo y dijimos ¡basta!

27 de febrero de 1989: el hecho político de mayor trascendencia del siglo XX venezolano y la fecha del Renacimiento de la Revolución Bolivariana. El mismo año en que caía el muro de Berlín, el pueblo venezolano despertaba y se alzaba contra el Fondo Monetario Internacional y el neoliberalismo, dándole un rotundo mentís a la falacia del “fin de la historia”: una nueva historia comenzaba en Venezuela con la rebelión de los pobres, con la conciencia de lucha, de batalla, que encarnó en las seculares víctimas de la desigualdad y la exclusión. Una nueva historia escrita con la heroica sangre popular venezolana.

A nosotros y nosotras sí que nos está prohibido olvidar: en 1989 se cometió el más grande genocidio de la historia de Venezuela del siglo XX. El más sistemático y criminal ejercicio de terrorismo de Estado se desarrolló en los primeros días de marzo, luego de que la rebelión se había apagado.

El genocida mayor es Carlos Andrés Pérez, pero no el único: reos de genocidio serán, por toda la eternidad, los personeros de su Gobierno, los cogollos de AD y Copei, los integrantes del Alto Mando Militar para aquella fecha, las cúpulas de Fedecámaras y Consecomercio, los dueños de los latifundios mediáticos y pare usted de contar.

Necesario es, en este día, rendirle tributo a nuestros mártires: ellos y ellas viven en la victoria de la Revolución Bolivariana. Como decía una luminosa e imperecedera consigna que nació del febrero rebelde de 1989: “No hay pueblo vencido”. Y nunca más habrá pueblo traicionado.

Vamos a hacer memoria, vamos a seguir forjando memoria colectiva: saber de dónde venimos es decisivo para no perder el rumbo hacia el socialismo, esto es, hacia nuestra independencia definitiva.

IV
En la madrugada de hoy, sábado 27 de febrero, recibimos la mala nueva del devastador terremoto que sufriera la hermana Patria chilena: vaya el testimonio de nuestra total solidaridad con el pueblo chileno y con el Gobierno de la compañera Michelle Bachelet, junto con la más sentida expresión de nuestro dolor nuestroamericano para los familiares de las víctimas. Llegue, también, la más viva y solidaria palabra de aliento a todos los hermanos y hermanas que han sido afectados directamente por esta catástrofe.

Venezuela está a la orden de Chile en esta trágica coyuntura y pone a su disposición todos los medios humanos y materiales con los que modestamente contamos, que puedan contribuir a salvar vidas humanas y a reparar los daños causados por este terrible sismo. Así se lo hice saber a la Presidenta Bachelet.
Vaya un fuerte abrazo para la valiente Michelle quien, desde un primer momento, junto a su Gobierno, se puso al frente de las labores de rescate y de restablecimiento de la normalidad.

Con Chile en el corazón del pueblo de Venezuela y con, para decirlo desde Neruda, la luz de Chile enarbolada en cada uno de nuestros corazones, vaya un infinito abrazo para el pueblo de Salvador Allende, y de manera particular para la muy respetada y querida comunidad chilena que vive junto a nosotros en Venezuela.
Lo decimos con Bolívar: “somos los pueblos de las dificultades”…
¡Patria socialista o muerte!
¡Venceremos!

fuente: cubadebate.cu

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Cristina ofreció "toda la ayuda necesaria" a Bachelette

sábado, 27 de febrero de 2010 0 comentarios


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se comunicó hace instantes con su par chilena, Michele Bachelet, y le ofreció "toda la ayuda necesaria" por parte de la Argentina ante el terremoto.

Cristina dialogó telefónicamente con Bachelet antes que su colega chilena partiera hacia la zona del epicentro del terremoto donde verificará los daños y pérdidas humanas provocadas por el sismo.

La presidenta chilena agradeció la comunicación y le manifestó a Cristina que luego de esa evaluación podrán definir el tipo de asistencia requerida su país, informaron fuentes oficiales argentinas.

El sismo se produjo esta madrugada con epicentro a 99 kilómetros de la ciudad de Concepción, en la Octava Región del país vecino.

fuente: telam.com.ar

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Vigilar y Castigar, El Panóptico de Michel Foucault

viernes, 26 de febrero de 2010 2 comentarios


El castigo y la vigilancia son poderes destinados a educar (adiestrar) a las personas para que cumplan normas, leyes y ejercicios de acuerdo con la voluntad de quien detenta el poder.

La vigilancia es una manera de observar a la persona, si está realmente cumpliendo con todos sus deberes – es un poder que actúa sobre el cuerpo de los individuos, sus gestos, sus discursos, sus actividades, su aprendizaje, su vida cotidiana. La vigilancia tiene como función evitar que algo contrario al poder ocurra y busca reglamentar la vida de las personas para que estas realicen sus actividades.

El castigo es el medio descubierto por el poder para intentar corregir a las personas que rompen las reglas dictadas por el propio poder y también es el medio de evitar que esas mismas personas incurran en conductas castigables (a través del castigo las personas tendrán recelo de cometer algo contrario a las normas del poder).
La vigilancia y el castigo pueden encontrarse en varios entes estatales, como hospitales, prisiones y escuelas.

Incluso se creó un sistema llamado panóptico para facilitar la vigilancia. En ese sistema habría una torre central, la cual avistaría a los que están a su alrededor, vigilaría a todos de una sola vez, ya que en esa estructura la forma de la torre central es circular.

“El panóptico de Jeremy Bentham es una composición arquitectónica de cuño coercitivo y disciplinario: posee la forma de un anillo donde la construcción queda en la periferia, dividida en celdas, teniendo al centro una torre con dos grandes ventanas que se abren hacia su interior y otra única para el exterior permitiendo que la luz atraviese la celda de lado...” (Michel Foucault - Micro-Física del Poder).

La relación entre vigilar y castigar está en el hecho de que con la primera sería posible “adiestrar” a las personas para que estas ejecuten sus tareas como buenos ciudadanos, evitando al máximo que las personas infrinjan las normas establecidas por el poder. Estas ideas pueden ser encontradas en el libro “VIGILAR Y CASTIGAR”.
Según Foucault, para la economía del poder sería más rentable y más eficaz vigilar que castigar. Eso se puede observar fácilmente si tomamos el panoptismo como ejemplo. Es mucho más barato vigilar a las personas para que estas no infrinjan las leyes que castigarlas posteriormente, pues en el castigo habrá que gastar mucho dinero para que la persona que infringió la ley sea resocializada (reeducada). Además, con el sistema panóptico la vigilancia resulta aún más fácil, ya que es posible vigilar varias personas al mismo tiempo. Mientras que el castigo, para alcanzar el mismo objetivo, tiene que ser aplicado de manera individual – pues cada uno tiene una manera diferente de ser reeducado y resocializado.

Aún podemos decir que la vigilancia ganó espacio en la economía del poder porque es mucho más fácil vigilar a las personas para ver si están cumpliendo sus funciones. Y con el panoptismo eso resulta aún más fácil que tener que castigarlas en caso de que cometan algún error, principalmente en entidades como los hospitales y las escuelas.

fuente: es.shvoong.com

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Bonafini pidió "calentar aceite" para echar a los ingleses de Malvinas

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La titular de Madres de Plaza de Mayo rememoró las invasiones inglesas de principios del siglo XIX. Llamó a realizar "una guerra psicológica" contra Gran Bretaña y también insultó a la Reina Isabel II por vivir en un castillo.

La titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, pidió una "guerra psicológica" contra el Reino Unido y arengó: "Empecemos a calentar el aceite", rememorando las invasiones inglesas de principios del siglo XIX.

Así, Bonafini se sumó a las voces críticas contra las exploraciones hidrocarburíferas británicas en las Islas Malvinas.

"Lo de las Malvinas es muy serio, tenemos que proponernos hacer una campaña todos. Tenemos la obligación de hacer una campaña, mandar miles y miles de cartas, también a la Reina", dijo durante su acto de los días jueves.

"Esa vieja, que no me importa que no nos escuche, que no le importe de nosotros, porque a nosotros sí nos importa lo que hacen ellos. Ella vive en su castillo, bueno que se lo meta en el orto, me importa un pito el castillo de la Reina. Pero sí nos importan los compañeros", añadió.

En este marco, Bonafini aseguró: "No vamos a permitir que se lleven el petróleo, porque ellos no tienen ni agua ni petróleo; y nos vienen a robar nuestras riquezas". "Que no nos agarren dormidos, que no nos quedemos después llorando otra vez sobre el petróleo que se llevan o sobre la guerra que ellos quieren iniciar", pidió.

"Pero sí tenemos que hacer lo que se llama una guerra psicológica, con cartas bombardear, escribir a todo el que sea, si viene algún inglés al país ir a verlo, decirle 'usted sabe, señor, qué país tiene, nos vienen a robar lo que tenemos'", agregó.

Bonafini dijo: "También los de la minería vienen a robarnos, las minas también vienen a robar, porque no pagan nada y se llevan las riquezas. Y el agua, ¡ojo! También se están llevando el agua. Así que tenemos que hacer una campaña. Y si una vez echamos a los ingleses con aceite hirviendo, empecemos a calentar el aceite".

fuente: infobae.com

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Reflexiones de Fidel: La Revolución Bolivariana y Las Antillas

viernes, 12 de febrero de 2010 0 comentarios


Me gustaba la historia como a casi todos los muchachos. También las guerras, una cultura que la sociedad sembraba en los niños del sexo masculino. Todos los juguetes que nos ofrecían eran armas.

En mi época de niño me enviaron para una ciudad donde nunca me llevaron al cine. Entonces no existía la televisión y en la casa donde vivía no había radio. Tenía que usar la imaginación.

En el primer colegio adonde me llevaron interno, leía con asombro sobre el Diluvio Universal y el Arca de Noé. Más tarde consideré que era quizás un vestigio que la humanidad guardaba del último cambio climático en la historia de nuestra especie. Fue, posiblemente, el final del último período glacial, que se supone tuvo lugar hace muchos miles de años.

Como es de suponer, más tarde leí con avidez las historias de Alejandro, César, Aníbal, Bonaparte y, por supuesto, todo cuanto libro caía en mis manos sobre Maceo, Gómez, Agramonte y demás grandes soldados que lucharon por nuestra independencia. No poseía cultura suficiente para comprender lo que había detrás de la historia.

Más adelante centré mi interés en Martí. A él le debo en realidad mis sentimientos patrióticos y el concepto profundo de que “Patria es humanidad”. La audacia, la belleza, el valor y la ética de su pensamiento me ayudaron a convertirme en lo que creo que soy: un revolucionario. Sin ser martiano, no se puede ser bolivariano; sin ser martiano y bolivariano, no se puede ser marxista, y sin ser martiano, bolivariano y marxista, no se puede ser antiimperialista; sin ser las tres cosas no se podía concebir en nuestra época una Revolución en Cuba.

Hace casi dos siglos, Bolívar quiso enviar una expedición al mando de Sucre para liberar a Cuba, que mucho lo necesitaba, en la década de 1820, como colonia azucarera y cafetalera española, con 300 mil esclavos trabajando para sus propietarios blancos.

Frustrada la independencia y convertida en neocolonia, no se podía en Cuba alcanzar jamás la dignidad plena del hombre, sin una revolución que pusiera fin a la explotación del hombre por el hombre.

“…yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.”

Martí, con su pensamiento, inspiró el valor y la convicción que llevó a nuestro Movimiento al asalto de la fortaleza del Moncada, lo que jamás habría pasado por nuestras mentes sin las ideas de otros grandes pensadores como Marx y Lenin, que nos hicieron ver y comprender las realidades tan distintas de la nueva era que estábamos viviendo.

Durante siglos, en nombre del progreso y el desarrollo, se justificó en Cuba la odiosa propiedad latifundista y la fuerza de trabajo esclava, que había sido precedida por el exterminio de los antiguos habitantes de estas islas.

De Bolívar, Martí dijo algo maravilloso y digno de su gloriosa vida:

“…lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía.”

“Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.”

En Venezuela, como en las Antillas hicieron otras, la potencia colonial sembró caña, café, cacao, y llevó también como esclavos a hombres y mujeres de África. La resistencia heroica de sus indígenas, apoyándose en la naturaleza y extensión del suelo venezolano, impidió el aniquilamiento de los habitantes originales.

Con excepción de una parte al Norte del hemisferio, el inmenso territorio de Nuestra América quedó en manos de dos reyes de la Península Ibérica.

Sin temor puede afirmarse que, durante siglos, nuestros países y los frutos del trabajo de sus pueblos han sido saqueados, y continúan siéndolo por las grandes empresas transnacionales y las oligarquías que están a su servicio.

A lo largo de los siglos XIX y XX, es decir, durante casi 200 años después de la independencia formal de la América Ibérica, nada cambió en esencia. Estados Unidos, a partir de las 13 colonias inglesas que se rebelaron, se expandió hacia el Oeste y el Sur. Compró Luisiana y Florida, le arrebató más de la mitad de su territorio a México, intervino en Centroamérica y se apoderó del área del futuro Canal de Panamá, que uniría los grandes océanos al Este y el Oeste del continente por el punto donde Bolívar deseaba crear la capital de la mayor de las repúblicas que nacería de la independencia de las naciones de América.

En aquella época, el petróleo y el etanol no se comercializaban en el mundo, ni existía OMC. La caña, el algodón y el maíz eran cultivados por esclavos. Las máquinas estaban por inventarse. Avanzaba con fuerza la industrialización a partir del carbón.

Las guerras impulsaron la civilización, y la civilización impulsó las guerras. Estas cambiaron de carácter, y se hicieron más terribles. Finalmente se convirtieron en conflictos mundiales

Por fin éramos un mundo civilizado. Incluso, lo creemos como cuestión de principios.

Pero no sabemos qué hacer con la civilización alcanzada. El ser humano se ha equipado con armas nucleares de inconcebible certeza y aniquiladora potencia, mientras desde el punto de vista moral y político, ha retrocedido bochornosamente. Política y socialmente, estamos más subdesarrollados que nunca. Los autómatas están sustituyendo a los soldados, los medios masivos a los educadores, y los gobiernos empiezan a ser sobrepasados por los acontecimientos sin saber qué hacer. En la desesperación de muchos líderes políticos internacionales se aprecia la impotencia ante los problemas que se acumulan en sus despachos de trabajo y las reuniones internacionales cada vez más frecuentes.

En esas circunstancias, tiene lugar en Haití una catástrofe sin precedentes, mientras en el lado opuesto del planeta continúan desarrollándose tres guerras y una carrera armamentista, en medio de la crisis económica y conflictos crecientes, que consume más del 2,5% del PIB mundial, una cifra con la que podrían desarrollarse en poco tiempo todos los países del Tercer Mundo y tal vez evitar el cambio climático, consagrando los recursos económicos y científicos que son imprescindibles para ese objetivo.

La credibilidad de la comunidad mundial acaba de recibir un duro golpe en Copenhague, y nuestra especie no está mostrando su capacidad para sobrevivir.

La tragedia de Haití me permite exponer este punto de vista a partir de lo que Venezuela ha hecho con los países del Caribe. Mientras en Montreal las grandes instituciones financieras vacilan sobre qué hacer en Haití, Venezuela no vacila un minuto en condonarle la deuda económica, de 167 millones de dólares.

Durante casi un siglo las mayores transnacionales extrajeron y exportaron el petróleo venezolano a ínfimos precios. Venezuela se constituyó durante decenios en el mayor exportador mundial de petróleo.

Es conocido que cuando Estados Unidos gastó cientos de miles de millones de dólares en su guerra genocida de Vietnam, matando e invalidando millones de hijos de ese heroico pueblo, también rompió unilateralmente el acuerdo de Bretton Woods suspendiendo la conversión en oro del dólar, como estipulaba el acuerdo, y lanzando sobre la economía mundial el costo de esa sucia guerra. La moneda norteamericana se devaluó y el ingreso en divisas de los países caribeños no alcanzaba para pagar el petróleo. Sus economías se basan en el turismo y las exportaciones de azúcar, café, cacao y otros productos agrícolas. Un golpe anonadante amenazaba las economías de los Estados del Caribe, con excepción de dos de ellos exportadores de energía.

Otros países desarrollados eliminaron las preferencias arancelarias a exportaciones agrícolas caribeñas, como el banano; Venezuela tuvo un gesto sin precedentes: le garantizó a la mayoría de esos países suministros seguros de petróleo y facilidades especiales de pago.

Nadie se preocupó, en cambio, por el destino de esos pueblos. De no haber sido por la República Bolivariana una terrible crisis habría golpeado a los Estados independientes del Caribe, con excepción de Trinidad-Tobago y Barbados. En el caso de Cuba, después que la URSS colapsó, el Gobierno Bolivariano impulsó un crecimiento extraordinario del comercio entre ambos países, que incluía el intercambio de bienes y servicios, que nos permitió enfrentar uno de los períodos más duros de nuestra gloriosa historia revolucionaria.

El mejor aliado de Estados Unidos, y a la vez el más bajo y vil enemigo del pueblo, fue el farsante y simulador Rómulo Betancourt, Presidente electo de Venezuela cuando triunfó la Revolución en Cuba en 1959.

Fue el principal cómplice de los ataques piratas, los actos terroristas, las agresiones y el bloqueo económico a nuestra patria.

Cuando más lo necesitaba nuestra América, estalló finalmente la Revolución Bolivariana.

Invitados a Caracas por Hugo Chávez, los miembros del ALBA se comprometieron a prestar el máximo apoyo al pueblo haitiano en el momento más triste de la historia de ese legendario pueblo que llevó a cabo la primera Revolución social victoriosa en la historia del mundo, cuando cientos de miles de africanos al sublevarse y crear en Haití una República a miles de millas de sus tierras natales, llevaron a cabo una de las más gloriosas acciones revolucionarias de este hemisferio. En Haití hay sangre negra, india y blanca; la República nació de los conceptos de equidad, justicia y libertad para todos los seres humanos.

Hace 10 años, en instantes en que el Caribe y Centroamérica perdieron decenas de miles de vidas durante la tragedia del huracán Mitch, se creó en Cuba la ELAM para formar médicos latinoamericanos y caribeños que un día salvarían millones de vidas, pero en especial y por encima de todo, servirían como ejemplo en el noble ejercicio de la profesión médica. Junto a los cubanos estarán en Haití decenas de jóvenes venezolanos y otros latinoamericanos graduados en la ELAM. De todos los rincones del continente han llegado noticias de muchos compañeros que estudiaron en la ELAM, que desean colaborar junto a ellos en la noble tarea de salvar vidas de niños, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos.

Habrá decenas de hospitales de campaña, centros de rehabilitación y hospitales, donde prestarán servicios más de mil médicos y estudiantes de los últimos años de la carrera de Medicina, procedentes de Haití, Venezuela, Santo Domingo, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Chile y los demás países hermanos. Tenemos el honor de contar ya con un número de médicos norteamericanos que también estudiaron en la ELAM. Estamos dispuestos a cooperar con aquellos países e instituciones que deseen participar en estos esfuerzos para prestar servicios médicos en Haití.

Venezuela aportó ya casas de campaña, equipos médicos, medicamentos y alimentos. El gobierno de Haití ha brindado toda su cooperación y apoyo a este esfuerzo por llevar los servicios de salud gratuitamente al mayor número posible de haitianos. Será para todos un consuelo en medio de la mayor tragedia que ha tenido lugar en nuestro hemisferio.

fuente: cubadebate.cu

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La gobernadora de Tierra del Fuego dijo que "Gran Bretaña vulnera los derechos soberanos"

jueves, 11 de febrero de 2010 0 comentarios


La gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, advirtió hoy que "Gran Bretaña vulnera los derechos soberanos argentinos" al querer iniciar la exploracion de hidrocarburos en la zona al norte de las islas Malvinas.

Ríos formuló declaraciones al término de un encuentro que mantuvo esta tarde con el canciller Jorge Taiana, y en el que estuvo acompañada por el senador nacional por Tierra del Fuego, José Martínez.

fuente: telam.com.ar

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Socialismo en el siglo XXI

martes, 9 de febrero de 2010 0 comentarios

El contundente triunfo electoral de Evo Morales en diciembre pasado, con 64.2%, y sus sucesivas victorias en referendo desde el 2005, hicieron que varios analistas aseguraran que Bolivia es uno de los países que avanza al Socialismo del Siglo XXI. Tal sensación está basada en el mayor logro de su gestión: La expropiación a dos connotados terratenientes, propugnadores de la separatista “Nación Camba” (Branco Marinkovic y Osvaldo Monaterior), y de fundos de la empresa alemana HANSA. A ello se suma la emergencia indígena y el positivo retroceso del colonialismo interno. Sin embargo, para consolidar estos cambios se necesita modificar la correlación de fuerzas entre la semicolonia y el capital financiero.

En hidrocarburos, con la suscripción de 44 nuevos contratos, la influencia de las petroleras ha dejado intacta la Ley de Hidrocarburos 3058, de 17-05-05, previa al gobierno del MAS. Lo anterior sucedió por no aplicarse las auditorias a las empresas, dispuestas por el decreto de nacionalización del 01-05-06. La promesa de Evo de ampliar la presencia de Repsol induce al pesimismo. Además, la corrupta gestión en YPFB hizo fracasar la instalación de plantas que debían recuperar los licuables del gas que se exporta a Brasil y Argentina y provocó que el país perdiera su autosuficiencia en diesel, gasolinas y GLP.

Soros y la Sumitomo siguen controlando el enorme yacimiento argentífero de San Cristóbal y la Coeurs D´Alen, de EEUU, los desmontes de ese mineral. La industrialización del hierro está paralizada. No obstante, pudo instalarse una planta hidro metalúrgica para el cobre y recuperar las fundiciones estatales de estaño. El destino del litio definirá esta parte de la pugna entre el imperio y la semicolonia.

Los gobiernos de La Paz y Buenos Aires no se atreven a repatriar sus reservas monetarias internacionales, depositadas en Bancos de Europa y en el Tesoro de EEUU, en cumplimiento del nefasto “consenso de Washington”, pese a no existir óbices legales. No quieren admitir que en caso de hacerlo, se abrirían promisorios horizontes para encarar la construcción del Gasoducto al Noreste Argentino (GNEA), así como ambiciosos proyectos binacionales en minería, termoelectricidad y petroquímica, con lo que podrían contener la succión foránea. Al mismo tiempo, se resisten a admitir que los bonos de beneficencia deben salir de las utilidades de las empresas públicas y no del capital de arranque que debe estructurarlas.

Sin cohesión interna ningún proyecto estratégico será viable. Si Evo ha frenado el separatismo de Santa Cruz, ahora debe evitar la disgregación que busca el ultra indigenismo. Sin embargo, no será fácil disminuir cultivos de coca destinados al narcotráfico, lograr que YPFB participe de la renta petrolera, que la inapelable justicia comunitaria tenga límites racionales y que inevitables conflictos entre pueblos originarios, municipios y departamentos por competencias autonómicas y por recursos naturales vitales como el agua y la energía no desemboquen en violencia. De no cumplirse estas premisas, el acercamiento de Bolivia al socialismo del Siglo XXI continuará siendo un anhelo lejano.

El contexto internacional no es favorable a los países periféricos. Cabe citar, como ejemplo, la continuidad del saqueo en Africa con el concurso de China, los enclaves coloniales en América Latina y el Caribe, las bases militares gringas en Colombia y la apertura amazónica de Lula a Sarcozy, sin olvidar que el ingreso de Brasil al club de acreedores del FMI ha debilitado al MERCOSUR y sumido en la inanición al Banco del Sur, en tanto la Unión Europea (UE) ha fracturado a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Sobre estos temas, los presidentes de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) casi no se han pronunciado.

Cabe añadir la vigencia de paraísos financieros digitada por banqueros delincuentes, las guerras de agresión del Pentágono, el financiamiento del Banco Mundial, USAID y Europa al ultra indigenismo, el demencial armamentismo que enriquece a las potencias, los riesgos de descontrol de la economía venezolana, el sometimiento de Obama al complejo industrial-militar de EEUU y los preocupantes cambios climáticos, provocados por las naciones poderosas, pero que sirven de pretexto para mantener la pobreza en pueblos sometidos.

fuente: izquierdanacional.org

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Conspiración y República, por Horacio González

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No es posible sacarse de encima la palabra conspiración. Célebres conspiraciones han quedado en la memoria histórica, como la de Catilina. Es difícil saber lo que ocurrió en esos remotos años de Roma. Los grandes documentos que subsisten, el muy dudoso de Salustio y los discursos de Cicerón, incriminan a Catilina. Quedó la expresión “catilinaria” como un recurso argumental punzante y escarnecedor contra los autócratas. En la Argentina se escribieron dos grandes textos inspirados en ese distante drama romano. El Catilina del sutil nacionalista Ernesto Palacio, que hace del conspirador un lúcido plebeyo. (El libro estaba dirigido contra el general Uriburu, autor del golpe de Estado que en principio Palacio había apoyado.) Y luego, veinte años después, las Catilinarias de Martínez Estrada, tituladas ¿Qué es esto?, una pregunta que se quiere ciceroniana y revela la cultivada perplejidad del autor con respecto al peronismo. En un tiempo, los escolares argentinos recitaban la frase de Cicerón en su famoso alegato: ¿Quosque tandem, Catilina, abutere patientia nostra? Parece pregunta inocente, pero la acusación contra el conspirador es grave: abusa de la paciencia nuestra y hay que combatirlo con una impaciencia mayor. Sin embargo, el conspirador es impaciente en sociedades que no son tan diferentes a él. Son también impacientes estas sociedades contemporáneas pautadas por el régimen de las grandes escenas, donde el protagonista no es ninguna sustancia sapiente sino la “comunicación”. La impaciencia es un estado de ánimo subyacente, genérico, implícitamente revulsivo. Un “malestar en la cultura”. Todo puede saberse y todo aparece como sublimación banal de algo que ya no sabemos explicar.

La política siempre es pública, azarosa e inesperada. Pero la persigue como su sombra una cuerda interna: la conspiración. En un largo y curioso trabajo, Marx trata el tema. Se titula “Herr Vogt”. Es el nombre de un agente doble del Estado prusiano. En El 18 Brumario también considera Marx una gran conspiración, aunque no la llama así. Pero reclama el triunfo de la historia productiva contra las “pesadillas del pasado”.

La historia argentina es pródiga al respecto, y el nombre de conspiración fue usado sin mengua en nuestros módicos relatos históricos. La conspiración de Alzaga, la conspiración de Maza en 1839. Y el golpe de 1930, sobre el cual existe un curioso escrito juvenil de Perón, un comentario sabroso de innumerables reuniones sigilosas sobre lo que allí se complotaba. Episodios de contestación política en los manuales escolares siguen llamándose conspiración si no tienen la fortuna de prosperar; y cambiando de nombre por el de revolución, si consiguen generar un poder victorioso. También adquieren a veces connotaciones prestigiosas (el conspirador literario de Joseph Conrad o de Borges), o inversamente los ropajes de un atentado a la democracia (el conspirador de las clásicas derechas económicas e ideológicas, como las que desgastaron a Alfonsín, aunque a aquellos episodios se los llamó “golpe de mercado”).

¿Hay conspiración en la Argentina? Ni hace falta la pregunta, porque se refiere a un objeto inhallable, pero real. No son necesarias sedes físicas, ni proyectos previamente aprendidos por los conjurados. La conspiración es lo más visible que hay. Son hilos comunicacionales a la vista. En cualquier sociedad que vive horas intranquilas, la conspiración es un “sentimiento oceánico”. Una forma mental, una hipótesis de trabajo político. Y también la imaginería irreversible que permite iniciar toda conversación cotidiana. Nuestros republicanos de último momento (ellos desconocen la historia de este gran concepto) creen que una armonía juramentada entre las instituciones, las equilibradas relaciones entre Parlamento, Poder Judicial y Ejecutivo, son el único basamento de la lógica social. No dice lo mismo la historia del pensamiento político, que estudia precisamente la lucha subterránea entre esas instituciones. Se llama política a la catarsis palpable de esas luchas. Este diferendo es el hilo de toda cuestión institucional. Procurar un nuevo compromiso “alberdiano” en la Argentina no sólo exige refundar las instituciones estatales sino repensar el nuevo poder constitutivo de las manufacturas productoras de arquetipos morales y perceptivos. Esto es, los medios de comunicación. Es precisamente esa ignorancia “republicana” en los factores que desequilibran profundamente el cuadro clásico de poderes lo que los hace ser utópicos sin que lo quieran, mientras que el gran republicanismo democrático hace del realismo crítico su gran utopía constructora. Hay un republicanismo deshistorizado y un republicanismo a reconstituir, y éste último presupone profundizar la vida democrática.

De alguna manera, la conspiración siempre debe estar a la luz del día, tal como les recomendaba Chesterton a sus simpáticos conspiradores. No cabe otra posibilidad en este tiempo de las imágenes seriales como señuelo del pensamiento colectivo. Los momentos de expresión del desasosiego en la realidad de las ciudades son tumultuosos. Pero es calculadamente administrada la retórica de producción de imágenes. Ellas encuadran el tumulto y la agitación con decisiones finales de montaje. La revuelta como “pasión oceánica” y la institución ordenadora por imágenes clasificadas son una pinza antirrepublicana al gusto de los nuevos republicanos mediáticos. No están en disposición de pensar un problema, como el republicanismo que acompañó las grandes luchas sociales, sino en actitud de estar “atropellados”. Se sienten arrollados, se proclaman vulnerados, están siempre alarmados. No son subjetividades históricas, que buscan sus símbolos y lenguajes, sino imágenes etéreas que consideran resumir la historia en cada una de sus apariciones. No saben hasta qué punto ese hecho carcome las bases mismas de la democracia republicana y social que hay que rehacer en la Argentina.

Este tipo de republicanismo banal está expuesto a la conspiración, todo lo involuntariamente que se quiera. Mientras una sociedad turbada devora símbolos rotos y lastimados (producto de la conspiración ineluctable en que recae el pensar político), tenemos por primera vez ante una observación completa las condiciones de producción de todo el sentido social. Todo está a la vista y todo puede ser conspirativo. El momento es fascinante y equívoco. De total transparencia, y no porque se sepa todo sino porque los cimientos de todas las instituciones políticas y comunicacionales están mutuamente interferidos y en lucha. Queda a la vista un desnudamiento general del escenario de fabricación de todo lo político. La política consiste en revisar los cimientos de las nuevas economías semiológicas, judiciales y tecnológicas. Y los estilos dominantes en el poder comunicacional consisten en indagar las vidas pululantes para saber lo soterrado. El antiguo ser de la política responde a su altura y se lanza también a escudriñar: quiénes son los propietarios de los medios, cómo arman sus procedimientos, cómo se relacionan los actos financieros con los poderes mundiales, a qué responden las opiniones “especializadas”, “periodísticas”, “académicas” o “científicas”.

Las presuposiciones últimas del mismísimo juicio político y su materia –la palabra– están en discusión. Gabinetes mediáticos de todo tipo –en las sombras– examinan los dichos de todos y los exhiben como trofeo y vindicta. Cada frase pronunciada nace inocente, y termina respirando barro y sangre por sus poros. Es una guerra por las islas, pero las islas de edición. De qué modo se asevera la filiación de las personas, cómo se generó la fortuna de los políticos, todo puede ser investigado porque todo ofrece la carne viva de la genealogía y la formación de dominios. Y todo merece una lucha. La hipótesis republicana más elemental lucha por la extraviada armonía entre poderes, pero se amputa cuando parlamentariza o judicializa. Quiere reparar la armonía iniciando actos que la condicionan. El Poder Ejecutivo, al que se suele denominar decisionista, populista o corrupto, se torna repentista y actúa entre las fisuras que le permiten un cerco pulsional en el que proliferan las instituciones fácticas de un gobierno alternativo: variadas decisiones judiciales, trastiendas en las que se sigue el flujo dinerario universal, numerosos programas de televisión, estrategias de creación de imagen de futuros candidatos, investigaciones clandestinas, tecnologías de vigilancia social, tráficos económicos en las sombras, surgimiento de nuevos ídolos mediáticos, crímenes oscuros, pistolas eléctricas.

Por primera vez, ser decisionista puede ser simultáneo al debilitamiento del presidencialismo tradicional del país. El Poder Ejecutivo es una fuerza más que lanza providencias y osadías en medio de un hervidero de poderes feudalizados y tecnológicos. Y en una sociedad como ésta, ¿podrían verse síntomas de República? Mientras no haya acuerdo social relevante, debilitar el presidencialismo, si se entiende bien a los clásicos, es quebrar la República en nombre de las corporaciones públicas o privadas, visibles o clandestinas. Si esto ocurriera, por fin coincidirían en una misma transparencia despótica, todo a la vista, la política y la conspiración.

La política está siempre en estado de apuesta improbable y una de sus fases permanentes es la conversación reservada. Lo que se proyecta puede quedar en la ilusión de su disparatado inicio o diseminarse como necesidad colectiva. En este caso se sobreentiende que subyacía una previa intranquilidad en los estados de ánimo. Entre Catilina y Cicerón, dos fantasmas en la historia, por más que uno sea un puro cuerpo de discursos, hay un mutuo lance de necesidades compartidas. A veces encarnamos a uno, a veces somos el otro. La conspiración es siempre una sobreinterpretación de los hechos. Tienen razón los que dicen que se equivoca la “teoría conspirativa de la historia”. El saldo final de la historia no se parece a la conspiración; de tantos proyectos resquebrajados, de tantas promesas vanas, de tantos cálculos sobre bases inciertas, de tantas especulaciones en el vacío, al final lo que queda lo llamamos objetividad y documento colectivo. Sin ellos, la política queda huérfana. Esta lucha será ganada por quienes refunden la objetividad social en la Argentina, forma esencial de la justicia.

Por Horacio González, Sociólogo, ensayista, director de la Biblioteca Nacional.

fuente: pagina12.com.ar

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Guantánamo, el infierno sigue con Obama

lunes, 8 de febrero de 2010 0 comentarios

El 12 de enero de 2002, cuatro meses después del 11-S, la Administración Bush mostraba con orgullo al mundo entero humillantes fotos de anónimos prisioneros maniatados, encapuchados y arrodillados frente a sus jaulas-celdas en la prisión de Guantánamo. Eran las primeras presas de la cruzada contra el terror.

El 12 de enero de 2010, a casi un año de la llegada de Barack Obama a la Presidencia y de su promesa de cerrar ese campo de concentración del siglo XXI, cerca de 200 prisioneros seguían allí, olvidados por la comunidad internacional.

En los ocho años transcurridos desde la llegada de los primeros prisioneros a la cárcel de la ilegal base naval que Estados Unidos mantiene desde 1903 en la bahía de Guantánamo, en Cuba, han pasado por ella 7791 hombres de 40 nacionalidades, desde adolescentes hasta ancianos. Al iniciar Barack Obama su mandato el 20 de enero de 2009 quedaban 242 prisioneros. Entre sus primeras promesas al llegar a la Casa Blanca, estaba la de cerrar la prisión en el plazo de un año. Sin embargo, hasta mediados de 2010 sólo habían sido liberados o transferidos a otros países 44 de esos detenidos. Aún se encontraban allí 198 reclusos, 92 de ellos yemeníes, esperando la decisión de las autoridades estadounidenses sobre su futuro, mientras permanecían invisibles para la ONU y la llamada comunidad internacional. Al menos 40 de esos prisioneros yemeníes aguardaban su inminente liberación y traslado a Yemen.

Pero el 6 de enero Obama anunciaba una mala noticia para ellos; decidía congelar su liberación, tras consultarlo con el fiscal general del Estado, Eric Holder.2 La causa: el frustrado intento de atentado contra el vuelo 253 de Delta Airlines que cubría el trayecto Amsterdam-Detroit el pasado 25 de diciembre. Según los servicios de Inteligencia estadounidenses, el joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab.que intentó hacer explotar el aparato en vuelo con una pequeña carga de pentrita escondida en su cuerpo, habría confesado pertenecer a Al Qaeda y haber sido entrenado en Yemen. También según la CIA, ex prisioneros yemeníes de Guantánamo, como Abu Hrayrah Qasim al-Reemi y Said al-Shihri, forman parte actualmente de la dirección de Al Qaeda de la Península Arábiga, la rama de la organización de Osama Bin Laden que desde 2006 opera en Yemen, Somalia y otros países de la convulsionada región.

Después del intento de atentado de Navidad, se filtró interesadamente a la prensa un informe clasificado del Pentágono, según el cual 1 de cada 5 de los 560 ex prisioneros de Guantánamo liberados y enviados a distintos países, son sospechosos de practicar alguna actividad militante o abiertamente terrorista.3

Asociaciones defensoras de los derechos civiles en EEUU denunciaron la clara intencionalidad del informe, en el que predomina la imprecisión y la ambigüedad, pero que consigue extender el rechazo a la liberación de prisioneros entre la opinión pública.

Continuidad en política antiterrorista

Obama ha terminado así, como ante muchos otros de sus objetivos declarados, cediendo a la fuerte presión del Pentágono, de los servicios de Inteligencia, los republicanos y un número creciente de congresistas del propio Partido Demócrata. Todos ellos extremadamente críticos con cada uno de los intentos del presidente por desmontar la compleja trama legal que durante los ocho años de la Administración Bush legitimó y justificó el uso sistemático de la tortura contra los prisioneros y las violaciones a las leyes federales, la Constitución de EEUU y el derecho internacional.

El líder del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, John A. Boehner, ya había criticado a Obama por las liberaciones de prisioneros antes del intento de atentado de Navidad. “Devolver esos terroristas a otros países no funciona y tampoco debemos traerlos a Estados Unidos”, dijo Boehner. “Es hora de que el presidente acabe con el traslado de terroristas a otros países, incluyendo a Yemen, y que se replantee su decisión de cerrar la prisión de Guantánamo”, añadió.4

No fue el único. El líder del Partido Republicano en el Senado, Mitch McConnell, aseguró que “Guantánamo sigue siendo el lugar adecuado para tener a los terroristas, especialmente a aquellos que no estarían a buen resguardo detenidos en un tercer país”.5

La propia presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la senadora demócrata Dianne Feinstein, dijo por su parte: “No se puede devolver a Yemen a detenidos de Guantánamo en este momento, porque es muy inestable”.6

Abogados de los presos contestaron que la inestabilidad de Yemen es ya crónica y que a los cerca de 40 presos yemeníes a los que se estaba dispuestos a liberar no tienen por qué pagar con más tiempo en la cárcel la inestabilidad reinante en su país.

El propio Abu Bakr al-Qirbi, ministro de Exteriores de Yemen, país pobre de 22 millones de habitantes, aliado de EEUU, calificó de totalmente contraproducente la decisión de Obama de cancelar las liberaciones, porque fortalecería la popularidad de Al Qaeda. El débil y corrupto Gobierno de Ali Abdullah Saleh teme las consecuencias de un eventual despliegue de tropas de EEUU en su país. “Estoy seguro que las experiencias en Irak, Afganistán y Pakistán serán muy útiles para entender que una intervención directa complica las cosas”, dijo Saleh.7

La complicidad de los aliados

Los prisioneros que permanecen en Guantánamo han recibido un varapalo con el anuncio del presidente.

Contra la mayoría de ellos no existe cargo alguno, como no existía contra ninguno de aquellos liberados en estos años, sin explicación ni indemnización alguna, tras haber sufrido torturas y humillaciones constantes durante su cautiverio. En su desesperación para enfrentar a un enemigo tan atípico como la descentralizada y extendida red Al Qaeda, los mandos de la Operación Libertad Duradera que inició EEUU el 7 de octubre de 2001 contra el poder talibán, compraron a sus aliados de la Alianza del Norte todos los prisioneros que habían capturado, a los que presentaban como talibán o combatientes de Al Qaeda. Tiempo después se sabría que en realidad, por algunas decenas de dólares, 50 por los supuestos combatientes de a pie y 100 y hasta 300 por los supuestos líderes, la Alianza del Norte y señores de la guerra afganos vendieron al Ejército estadounidense a cientos de campesinos que en la mayoría de los casos no tenían absolutamente nada que ver con los milicias talibán o con Al Qaeda.

Permanecieron, y muchos permanecen aún, sin poder recibir visitas de sus familias, privados de los derechos más elementales, como en las cárceles de las más crueles dictaduras. Sometidos a interminables interrogatorios, a humillaciones sexuales y religiosas, varios de ellos no aguantaron semejante infierno y se suicidaron. Entre el 18 y el 26 de agosto de 2003, 23 prisioneros trataron de estrangularse con vestimentas en sus celdas en una acción coordinada, ante los malos tratos sufridos. Tres años más tarde algunos lograrían su objetivo. Fue el 10 de junio de 2006 cuando el comandante de la base, almirante Harry B. Harris, anunciaba que dos prisioneros saudíes y un yemení se habían suicidado. “No tienen respeto por la vida, ni la de ellos ni la nuestra. Creo que no fue un acto de desesperación sino una guerra asimétrica librada contra nosotros”,8 dijo Harris.

Por su parte Colleen Graffy, subsecretaria de Estado adjunta para la Diplomacia Pública, dijo en una entrevista a la BBC que el suicidio había sido “una buena operación de relaciones públicas para llamar la atención”.9

Los familiares de los tres prisioneros denunciaron claros signos de torturas en sus cuerpos y falta de órganos, al entregarles sus cuerpos el Pentágono.

El lunes 1 de junio de 2009 se unía a la lista de suicidados el yemení Muhammad Ahmad Abdalá Sali, de 31 años, quien permanecía preso desde febrero de 2002, sin que se hubiera presentado ningún cargo contra él.

La guerra que inició EEUU con su Operación Libertad Duradera y Reino Unido con la Operación Herrick contra el poder talibán y las bases de Al Qaeda en Afganistán, contó y cuenta con el apoyo de numerosos otros países, aglutinados en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) auspiciada por la ONU. A pesar de ello, ninguno de ellos alzó su voz contra la decisión del Pentágono de trasladar detenidos a su territorio de ultramar de Guantánamo, para mantenerlos en un limbo legal, lejos de los tribunales federales y de cualquier corte internacional. Los aliados de EEUU fueron cómplices de esa flagrante violación de las Convenciones de Ginebra y otros tratados internacionales. Aliados, España entre ellos, que permanecieron también mudos ante las denuncias de torturas en las cárceles militares, o ante las bases secretas de la CIA y su programa de secuestros de sospechosos en cualquier parte del mundo que eran trasladados a cárceles propias en el extranjero, o a prisiones de países aliados, para ser torturados con total impunidad. Una comisión del Consejo de Europa y otra del Parlamento Europeo aportaron las pruebas de que esos vuelos de la CIA hicieron más de 1.000 escalas en aeropuertos de Europa entre fines de 2001 y 2007. Ningún organismo ni dirigente político europeo asumió su responsabilidad; nadie pagó ni política ni penalmente por esos crímenes.

El incierto futuro de los prisioneros

Sólo después de años de denuncias de los familiares de los prisioneros y de organismos defensores de los derechos humanos; medios de comunicación y sectores minoritarios de la oposición, la Unión Europea reclamó tímidamente a EEUU una solución para ellos. La reacción llegaría con la nueva Administración. Obama, en su intento por acabar con ese símbolo de la negra era Bush, pidió a los países aliados europeos que acogieran a algunos de los detenidos contra los que no existían cargos ni eran considerados peligrosos, pero que no podían ser devueltos a sus respectivos países por su propia seguridad. Europa aceptó albergar y controlar a un puñado de ellos, pero Obama sólo resolvía con ello una parte del problema.

La mayoría de los gobernadores de EEUU se negaron a recibir en sus respectivos estados a prisioneros de Guantánamo, alegando razones de seguridad. Muchos de ellos preferían incluso que se quedaran eternamente en el limbo legal de Guantánamo. La fórmula ideada por la Administración Bush, esa suerte de campo de concentración del siglo XXI, sigue teniendo muchos adeptos.

La Administración Obama dejó de utilizar el concepto de combatientes enemigos con el que Bush justificó que los detenidos no reunían las condiciones para gozar de los derechos que reconocen desde hace 60 años las Convenciones de Ginebra. Sin embargo, hasta ahora no se ha cambiado radicalmente su estatus. Obama ha reconocido algunos derechos a los presos que juzgan las comisiones militares creadas por Bush, pero sigue manteniéndolas en pie. El 8 de enero Obama decía como él: “Estamos en guerra”.

Son esos tribunales militares, y no los tribunales federales, los que juzgarán en territorio continental a los únicos seis prisioneros contra los que hasta mediados de enero al menos se habían presentado cargos formales. Un enigma envuelve aún el futuro de las otras docenas de prisioneros contra los que no existen cargos, pero a los que el Pentágono considera peligrosos, como el futuro de los cerca de 40 yemeníes cuya liberación ha sido cancelada por Obama.

¿GTMO cambiará sólo de código postal?

La última solución encontrada por Obama para sortear la resistencia del Congreso y los gobernadores a aceptar presos en sus cárceles, ha sido la de comprar una prisión de máxima seguridad casi vacía en una zona rural de Illinois, el Thomson Correctional Center. El gobernador de ese estado, el demócrata Patrick J.Quinn, quien precisamente hace poco fue denunciado por liberar a 1.700 presos comunes10 con poco tiempo de condena cumplida, para reducir el presupuesto penitenciario, es el más entusiasta defensor del proyecto, convencido de que permitirá crear muchos puestos de trabajo.

Obama no lo tiene fácil para que el Congreso apruebe el coste de la compra de la prisión y su adaptación para albergar a los prisioneros de Guantánamo, que al menos necesitaría de ocho a diez meses de trabajo. Algunos ya la llaman Guantánamo Norte. Amnistía Internacional ha dicho que si no se llevan a cabo procesos con todas las garantías “GITMO (las siglas en inglés de la prisión de Guantánamo) cambiaría simplemente de código postal”.

El simple chapucero intento de atentado en el vuelo de Delta Airlines ha servido a los neocons y a muchos de los opositores de Obama en el Partido Demócrata, no sólo para que se cancelen liberaciones de Guantánamo. También para que la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo vuelvan a ser las grandes protagonistas, desplazando a la crisis económica, al paro, a la reforma sanitaria, a las múltiples injusticias. Y, of course, esto no afectará sólo a EEUU.

Le Monde Diplomatique edición española
Opinión de Roberto Montoya

fuente: cubadebate.cu

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