Tony Blair: 'Después del 11-S, todo cambió'

Gemelos oscuros, corbata roja y gafas ocasionales para la presbicia. Así se ha presentado esta mañana Tony Blair en su comparecencia ante la comisión que investiga la intervención británica en la invasión de Irak. El interrogatorio lo ha iniciado Roderic Lyne y ha girado en torno al impacto del 11 de Septiembre en la política antiterrorista de los gobiernos de Washington y Londres.

Blair ha presentado el 11-S como un punto de inflexión. "Antes del 11-S", ha dicho, "mi percepción era que Sadam era una amenaza y un monstruo, pero que teníamos que intentarlo con él. Después del 11-S, todo cambió. Y ese cambio creo que es aún importante hoy. No podemos permitirnos la posibilidad de que estados brutales desarrollen armas de destrucción masiva. Irak era un regimen tan peligroso que no podíamos permitirnos que desarrollara armas de destrucción masiva".

El ex primer ministro británico ha asegurado que durante los meses que precedieron a la invasión escuchó muchas voces que le desaconsejaron la participación del Reino Unido en la guerra. Dentro y fuera de su Gobierno. Y también en las embajadas y las cancillerías.

"Las opciones eran muy claras: sanciones, inspectores, sacar a Sadam del poder. Esas eran las opciones. Y por supuesto sabíamos que podía tener consecuencias sobre nuestras relaciones con el mundo árabe. Y alguna gente nos decía que no lo hiciéramos bajo ningún concepto. Otra decía que depende de cómo lo hagas. Pero teníamos que tomar una decisión. No podíamos permitirnos seguir en esa situación. Porque lo más importante era enviar un mensaje poderoso e inequívoco de que si eras un régimen con armas de destrucción masiva tenias que dejar de serlo".

Blair ha entrado en el espinoso asunto de su relación con Bush y de su visita al rancho de Crawford en 2002. "A Bush le dejé muy claro: estaremos a tu lado encarando esta amenaza. Y cómo hacerlo era una cuestión abierta. Aunque yo le dije que preferíamos seguir la ruta de la Naciones Unidas". Es decir, obtener del Consejo de Seguridad una resolución que refrendara la invasión.

Blair declara en una sala minúscula y sin luz natural, observado por los afortunados que han logrado una invitación para ver su comparecencia. La expectación era tal que los pases se han asignado a través de un sorteo ante notario y se ha reservado un tercio de las entradas para los familiares de soldados y civiles fallecidos durante la invasión.

De acuerdo con un sondeo reciente, sólo un tercio de los británicos cree que Blair actuara de buena fe cuando decidió meter al Reino Unido en la guerra y un 25% cree que el ex primer ministro debería ser procesado por crímenes de guerra. Una porción de la ciudadanía a la que no satisfará la declaración de hoy, que no se hace bajo juramento y no tendrá consecuencias penales ni jurídicas.

Ésta no es la primera comisión que analiza el papel británico durante la invasión. Antes se celebraron otras dos: la Comisión Butler en torno a las armas de destrucción masiva y la Comisión Hutton en torno a la extraña muerte del científico David Kelly.

Lo novedoso de la comisión que preside John Chilcot es su voluntad de analizar todos los aspectos de la intervención británica en Irak: desde la decisión por la que Blair decidió ir a la guerra hasta la planificación de la posguerra pasando por el modo de pertrechar al Ejército y el uso de los datos de los servicios secretos.

La comisión inició sus trabajos en noviembre del año pasado y no los concluirá antes de finales de 2010. Entre otras cosas porque su responsable ha establecido un receso entre febrero y mayo con el fin de que las comparecencias no interfieran en los rifirrafes de la campaña electoral.

Por el mismo motivo, la comparecencia de Gordon Brown se había pospuesto hasta después de los comicios. El primer ministro, sin embargo, ha querido que se adelante a marzo para evitar que se le acuse de haber recibido trato de favor.

fuente: elmundo.es