Argentina: País catástrofe

sábado, 19 de diciembre de 2009


De la gripe A al fin de los medios: un año al borde de un ataque de nervios. El balance revela que los pronósticos apocalípticos apenas se cumplieron. Un recorrido para pensar el país que queremos e identificar lo que falta. La buena noticia: sobrevivimos.

Por Luz Laici

Nos íbamos a morir todos por la gripe A. Con suerte, el que quedara vivo podría sobrevivir a la inseguridad o mantendría su puesto de trabajo. Aún peor si era agropecuario: la sequía no dejaría lugar a disfrutar de los excedentes de la soja o las cabezas de ganado vendidas en el mercado internacional. Otro resto, en cambio, debería sortear las inclemencias del descalabro climático: inundaciones que ahogan y el mosquito del dengue amenazando a los argentinos. Un país dividido en oficialista u opositor, sin posibilidades de expresarse libremente. Porque usted vio, doña Rosa, que buscaron cercenar la palabra y quedarse con todos los diarios y canales de televisión. Y, entonces, ya no tendremos a TN para mandarle el saludo de fin de año ni habrá tribuna pública donde decir que nos molestan los piqueteros que condicionan la normal circulación. Mejor será prender una vela y rezar: que encima, padre, ahora cualquiera puede fumarse un porrito y quebrar la moral con un matrimonio homosexual.

Cuando los argentinos choquen sus copas, pensarán que el 2009 fue un año difícil. Se anunciaron catástrofes y todavía se vaticinan malos augurios de cara al año del Bicentenario. Pero, perdón por la pregunta incómoda, ¿tan mal la pasamos? Diciembre es época de balances. Compruébelo usted mismo.

Catástrofe 1: Gripe A.
Pronóstico: Cuando esta enfermedad empezó a ser noticia internacional, todavía no había invadido suelo argentino de modo implacable. Cuatro días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia –el 11 de junio–, se conoció la primera víctima fatal en el país. Pero los agoreros del naufragio se hicieron presentes con rapidez: “Sin emergencia sanitaria, habrá más muertes”, anunciaron.

Balance: En la primera semana de diciembre, el Ministerio de Salud informó 11.234 casos positivos, con un saldo de 613 personas fallecidas. Nunca es buena noticia dimensionar los números de la muerte; cada una representa un dolor inconmensurable. Pero, analizadas en perspectiva, la mortandad masiva por gripe A anunciada a mediados de 2009 aparece cuanto menos diluida para fin de año: el número de víctimas fatales a nivel mundial ascendió a 7.826 “con picos en América del Norte, el Caribe y Europa”. En América latina –incluida la Argentina–, murieron más personas por gripe común –cerca de 3500– y la A ya tiene vacuna a la vista.

Catástrofe 2: Crisis económica internacional.

Pronóstico: En el ámbito local, se tradujo en reservas alicaídas, dólar por las nubes, producción en descenso, sequía fatal y desempleo de dos dígitos. La crisis que explotó en 2008 iba a impactar desde La Quiaca hasta la Patagonia. Una réplica posmoderna del crack del ’29 que la Argentina no podría soportar. Los expertos locales recetaron ajuste, reducción del gasto público, devaluación. Y denunciaron que “los K se están robando la plata de los jubilados”, ante medidas como la asignación universal por hijo.

Balance: La realidad funciona como la mejor de las respuestas. Al uso de Merlo, basta un paso a paso.


- Campo. Según el último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la cosecha de soja local se ubicará en 52,5 millones de toneladas en la campaña 2009/2010, una cifra récord. A lo largo de 2009, los productores se quejaron –y alertaron– por los efectos de la sequía, que se tradujo en menores plantaciones de trigo y maíz y disminución de cabezas de ganado. En ese marco, el gobierno nacional firmó la Ley de Emergencia Agropecuaria con un fondo previsto de 500 millones de pesos anuales.

- Desempleo. Los últimos días de noviembre, el Indec reveló que el porcentaje de desocupados ascendía al 9,1 por ciento. La cifra no alcanzó los dos dígitos y comenzó a revertir su tendencia creciente desde octubre. El ministro de Economía, Amado Boudou, se animó a más: “El 2010 marcará un desempleo menor al 8 por ciento”.


- Dólar. Tras el fin de la convertibilidad, los pronósticos desalentadores avanzaron hasta el límite de lo sorprendente. Pero la moneda norteamericana casi nunca superó los cuatro pesos y hoy oscila alrededor de los 3,8 pesos. El incremento en el tipo de cambio –10 por ciento, en el primer trimestre– junto con una suba en los títulos públicos, provocaron una proyección de ganancia récord en el Banco Central: 10 mil millones de pesos.

Catástrofe 3: Dengue.

Pronóstico: El mosquito transmisor del dengue apareció con las altas temperaturas veraniegas. Los afectados por el mal se convirtieron en la imagen del abismo: cada lluvia recurrente alimentó las denuncias contra un sistema de salud que, sin demasiada prevención, comenzó a correr detrás de los diagnósticos consumados. En la Argentina, la cifra de casos superó la barrera de los 20 mil.

Balance: En medio de la pelea contra el dengue, la entonces ministra Graciela Ocaña cuestionó a Elisa Carrió, por “politizar la problemática”. La fumigación en el país logró controlar la epidemia y evitó la aparición de nuevos casos. En las últimas semanas se habló de un caso que fue desmentido. Sin embargo, el titular de la cartera de Salud, Juan Manzur, adelantó una campaña para evitar un rebrote. Siempre se puede mejorar, por supuesto. Pero murió más gente por accidentes de tránsito que por el famoso mosquito Aedes aegypti.

Catástrofe 4: “Los K o el caos”.

Pronóstico: Con la transversalidad diluida, el ex presidente Néstor Kirchner tensó la cuerda y también apostó por el apocalipsis: aconsejó adelantar las elecciones y arrastrar a los propios con candidaturas testimoniales. Hubo contraataque: la oposición acusó al oficialismo de fraude.

Balance: El 28-J cambió el panorama político. La oposición se impuso en la mayoría de los distritos y el kirchnerismo reconoció la derrota. No hubo caos el día después. Dispersos, los opositores no unificaron propuestas y el Gobierno avanzó con iniciativas como la Ley de Medios o la implementación de la asignación universal por hijo. En resumen, ganó la sociedad.

Catástrofe 5: Ley de Medios.

Pronóstico: “Recortan la libertad de expresión”, “TN va a desaparecer”, “Es la ley de medios K”. La reforma a la ley de radiodifusión dejó un tendal de titulares apocalípticos. El entonces presidente de la UCR, Gerardo Morales, fue autor de unos cuantos. Calificó al proyecto como “un mamarracho” y aseguró que “recorta la prensa independiente”.

Balance: El proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue debatido a nivel nacional e incluyó modificaciones. Asimismo, contó con el apoyo de los sectores de centroizquierda que posibilitaron una holgada aprobación en el Congreso. Su reglamentación no arrasó con los medios existentes. La reestructuración del mapa de medios local será paulatina, incentivará la creación de puestos de trabajo y abrirá el espectro a más voces. Lo único que resta saber es si Jorge Capitanich puede –o no– integrar la autoridad de aplicación en su doble rol de gobernador y autoridad de control.


Catástrofe 6: La Argentina es Colombia.

Pronóstico: Más robos, asesinatos y niveles de inseguridad que nos equiparan con la violencia con la que conviven diariamente los colombianos. Un ritmo que nos encamina hacia una muerte segura y debe combatirse con mano dura, represión y menores tras las rejas.

Balance: Si bien la inseguridad es una de las cuestiones que más preocupa a los argentinos, las voces más reaccionarias despertaron la respuesta de sectores académicos, culturales, políticos, sociales: se rechazó un discurso tendencioso y se le contrapuso el compromiso y la lucha de organizaciones como H.I.J.O.S. o las Madres del Paco, que apuestan a la apertura de centros de atención especializados en adicciones.

Catástrofe 7: Piquetes y furia.

Pronóstico: Las protestas sociales de grupos piqueteros, oficialistas y opositores, desataron la furia: diversos sectores criticaron estas prácticas y reclamaron “represión y acción policial” frente a la protesta social. Los más osados profesaron que el caos había llegado para quedarse: “Comienza un largo período de angustia social”, anunciaron.

Balance: El corte de calle como forma de reclamo no es una estrategia nueva: a finales de los ’90 se impusieron como forma legítima para oponerse a una situación social injusta. Y se le sumaron las marchas multitudinarias por las principales arterias urbanas. A lo largo de este año, esta forma de expresión sirvió tanto para disputarse el reparto de planes sociales como para visibilizar despidos injustos, como sucedió con la fábrica Kraft. Causa molestia, pero la mayoría de nuestros males no proviene de este tipo de protestas, sino de los problemas que las originan.

Catástrofe 8: Marihuana legal y el matrimonio gay.

Pronóstico: La despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal abrió la puerta de la paranoia. “Provocará un aumento desmesurado de adictos”, advirtieron algunos. Algo similar ocurrió cuando ganó fuerza la posibilidad de legalizar la unión civil para personas del mismo sexo. “Van a reproducirse los gays”, anunciaron los más retrógrados, instaurando un clima similar al de 1985, cuando se debatía la Ley de Divorcio y se temía la multiplicación de separaciones.

Balance: El 25 de agosto pasado la Corte Suprema consideró inconstitucional penalizar a un adulto por tenencia de marihuana. Lejos de predicciones oscuras, no aumentó el nivel de consumo. La legalización del matrimonio gay no corrió con la misma suerte. Hasta el momento no se legalizó una cuestión que, se sabe, existe de hecho.

Catástrofe 9: Guerra oficialismo-oposición.

Pronóstico: La renovación de autoridades en el Parlamento desató una lucha por el poder. “Se acabó la hora de comprar voluntades”, advirtió Eduardo Duhalde. “La unión de la oposición no es circunstancial”, lanzó Felipe Solá. Y Elisa Carrió afirmó: “Ahora van a tener que dialogar”. Desde el Gobierno, subieron la apuesta: “Usaremos el poder de veto”. El ocaso del kirchnerismo y una oposición vedettizada por la falta de acuerdos asistieron al convite de un escenario poco alentador.
Balance: A pesar de los distanciamientos, comenzó a primar cierta cordura. El jefe del bloque K, Agustín Rossi, apeló a la necesidad de encontrar consensos y el radical Ernesto Sanz destacó el equilibrio del Parlamento. La democracia puede resistir y tramitar estas diferencias. A 26 años de reestablecida, es una buena noticia.

Informe: Deborah Maniowicz

elargentino.com

2 comentarios:

  1. Anónimo dijo...:

    Argentino hasta la muerte

  1. Anónimo dijo...:

    viva la Argentina.. muerte a los vende patrias

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