El gran diario y la colonización semántica

martes, 12 de enero de 2010


El uso de determinadas palabras para explicar la “realidad”, por Claudio Díaz.

Si el fin supremo de la Mediocracia es controlar el pensamiento debemos preguntarnos cómo trabaja para alcanzar ese objetivo. Podemos responder: imponiendo “su” información y manejando el lenguaje. Tomando nuestras mentes y ocupándolas con expresiones y terminologías que elabora en su laboratorio dialéctico. Devaluando el peso de las palabras. Aguachentando su contenido. Disminuyendo su fuerza. El dominado debe pensar como quiere el dominador. Y utilizar sus mismas palabras. Entonces hay que acostumbrarlo a que “hable” en el idioma del poder.

Estamos en presencia de lo que sería un “colonialismo semántico” en el que el sistema controlado por los detentadores de la riqueza y las palabras nos enseña a hablar y a pensar con sus categorías. En esto, Clarín da cátedra. Y es que la función básica del periodismo colonial consiste en distraer la atención a los asuntos verdaderamente claves para una Nación (regla básica); informar sobre frivolidades; tergiversar la realidad y, sobre todo, crear un discurso apropiado para que un pueblo no sepa qué se esconde en el lado oscuro de la luna. Es decir: como “medio de comunicación” Clarín nos educa y condiciona para no ver al enemigo real. Como decía Scalabrini Ortiz: “Hacen de nuestra ignorancia el pedestal de su poder”.

En ese intento de uniformidad del discurso, y entre otras varias manobras, el diario nos contrapone lo más excelso y sublime a lo repulsivo y dañoso. Por ejemplo, peronismo es antónimo de democracia y sindicalismo es sinónimo de burocracia. La idea es estigmatizar a quienes no responden verticalmente al orden determinado por el establishment. Vamos a explicarnos con hechos concretos…

El título de página 3 del domingo 26 de abril indica… Los caciques del PJ detrás de un acuerdo para después de junio. La asociación que se busca es muy clara: los hombres y las mujeres que representan a los partidos políticos asimilados al sistema y a las grandes patronales son dirigentes. Pero quienes están metidos en el movimiento nacional son caciques, es decir: indios. Otro término utilizado a menudo en las crónicas periodísticas que dan cuenta de las actividades políticas del peronismo es “tropa”; porque hay que asimilarlo con todo lo que provenga del lenguaje militar. No hay tropas ni en el radicalismo, ni en el PRO ni en la Coalición Cívica.

Con igual sentido, desde los “productos de consumo” del Grupo se vende una imagen de “animalización” de la CGT y el sindicalismo peronista. Decía un artículo firmado por Marcelo Helfgot el 20 de octubre de 2007, en oportunidad de un acto que realizaba el entonces candidato Roberto Lavagna en la estación de tren de Avellaneda: “Ayer, unos 200 trabajadores vociferaban contra el ex ministro gritando que los trenes son de Perón”, para agregar después: “muchos asociaron ese rechazo a la figura del ex ministro con el retorno de la patota sindical”. Qué queremos indicar trayendo a colación este recuerdo: que todo el mundo habla, dice, expresa, afirma, revela, declara… Menos los trabajadores, sobre todo si son peronistas. Ellos “vociferan”, son una jauría humana…

Podrá decirse, con cierta lógica, que eso ya fue; que el hecho se produjo hace más de un año y medio. Pero analicemos la cobertura del reciente acto organizado por la CGT para conmemorar el 1 de Mayo. En este caso no vamos a incursionar en el terreno sembrado por el diario sino en el ejercicio imaginativo de sus satélites audiovisuales, es decir: Canal 13 y su hermano menor, TN.

El reporte acerca de la marcha y concentración en 9 de Julio y Belgrano corre por boca de Gustavo Tubio. Arranca bastante objetivo, pero al cabo de unos segundos aparece el primer estiletazo. Textual: “Se pudo observar mucho folklore peronista, mucho globo, muchos bombos, mucha vincha, pero fue muy difícil, casi imposible, ver una mujer”. Una de dos: o este cronista mira pero no ve, o cubrió la nota encerrado en uno de los tantos baños químicos, para caballeros por supuesto, apostados a lo largo de la 9 de Julio. ¿Cuál era la idea del canal? ¿Sostener que el sindicalismo peronista es, además de retrógrado y caótico, machista? Ay, Tubio querido… ¡Te perdiste de ver a cada diosa! Las de SADOP (nuestras compañeras docentes), las chicas de Judiciales (los ángeles de Piumato que le decimos), las de UPCN, Luz y Fuerza, Alimentación, Canillitas (si vieras lo hermosas que son pedirías que todos los días te lleven el diario a tu casa)…

Después le toca el turno a Sandra Borghi. Esta chica tiene una manera de impostar la voz muy particular. Al igual que Mario Markic o el sesudo Edgardo Alfano, que recurren a un tonito corrosivo cuando hay que cargar las tintas sobre un actor social que no responde al juego extorsivo del Grupo Clarín, la movilera de rulos también entona parte de su alocución de manera especial. En su informe hace hincapié en las molestias que la CGT ocasionó a los automovilistas. “Los gremios se apropiaron de la ciudad como si fuera todo de ellos” (parece ser que la ciudad, la ilustrada y reputadísima Buenos Aires, es una reserva exclusiva para oficinistas y turistas).

El “…como-si-fuera-todo-de-ellos” suena más acentuado que el resto de la frase, remarcándolo al estilo de esas actrices de telenovelas que con aire despectivo le reprochan al amante alguna falta. Pero no, nena, los laburantes “toman” las calles igual que cuando los pibes y no tan pibes van a River por el recital de algún ídolo y también se “apropian” de la avenida Libertador. O como cuando el ingeniero Blumberg y sus seguidores copan la zona del Congreso. O (¿cómo olvidarlo?) como cuando los patrones agrofinancieros se hacen dueños de todas las rutas argentinas.

Las palabras, ya sabemos, tienen vida propia. Y pueden llegar a ser tan decisivas en el contexto de la comunicación humana que algunos interesados en dominar nuestro lenguaje pretenden encerrarlas para siempre en el diccionario, cuestión de que se queden allí inmovilizadas en lugar de salir a la luz y avivar conciencias. La aparentemente aséptica, inofensiva y neutral globalización surgió del idioma que habla el invisible pero cada vez más presente poder financiero mundial. Esa es la máscara que usa para esconder la verdadera identidad de su cuerpo y alma: el imperialismo multifacético del siglo XXI.

Claro, un término tan brutal, tan desprestigiado, necesitaba un sucesor eficaz para reinar en el mundo del lenguaje con un poco más de talante y buena prensa. Y así podemos seguir con otros ejemplos: Justicia Social ahora es equidad. Y Revolución (fíjense la potencia de esta palabra… Repítansela a ustedes mismos para comprobar la “polenta” que tiene) ahora ha sido reemplazada por la tenue transformación.

Lo que tenemos que tener en claro es que nunca podremos pelear de igual a igual sin romper antes con este colonialismo semántico. Por eso nos tomamos con alegría y compromiso esta tarea de desnudar la hipocresía de Clarín al pretender posar en las marquesinas del mercado como el símbolo del “periodismo independiente”.

Claudio Díaz

fuente: taringa.net

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