Rosas blancas en memoria de Melissa, Madison y Alfredo. | 'L'Orient-Le Jour
A ojos de sus vecinos, Grace Jalkh era una esposa modelo, una profesional competente, una mujer económicamente solvente y madre ejemplar de tres hermosas niñas. Nadie en Bhersal, localidad enclavada en la región del Metn –la montaña cristiana libanesa- podía sospechar que esta fisioterapeuta de 40 años tuviese problemas en su matrimonio. Mucho menos que sus demonios le llevaran a espolvorear veneno para ratas sobre las frutas recién cortadas que ofreció en la noche del miércoles a sus hijas, Melisa, de 13 años, Madison, de 10 y Alfredo, de 7, antes de suicidarse ingiriéndolas por sí misma para causar el máximo dolor de su marido, cuyas ausencias le obsesionaban.
Esta es la historia de un crimen que ha conmocionado a la sociedad libanesa. Grace se aseguró de que su esposo, Paul Jalkh, viviese para siempre con la culpabilidad del crimen que ella misma cometió. Para ello dejó una confesión en forma de cinta de vídeo, hoy en manos de la Policía, en la que según han confiado fuentes de la investigación al diario online NowLebanon la mujer admitía que se disponía a cometer el triple crimen y su suicidio "porque su marido ha estado trabajando fuera durante 10 años para ayudar a su familia y no podía aguantarlo más". Según otros medios, en la cinta no sólo explicaba sus razones, sino que también grabó los tres homicidios y su propio suicidio para martirio de su esposo.
Paul Jalkh es un hombre próspero que trabaja desde hace una década en el Golfo como instructor de jinetes, si bien dispone en el país del Cedro de su propio club ecuestre. La pareja estaba, a ojos de sus vecinos, bien avenida, si bien L’Orient Le Jour afirma en su edición del sábado que en el vídeo que Grace dejó figuraba la grabación de una violenta discusión de pareja. Otros medios locales apuntaban el sábado a la posibilidad de que Grace temiese que su esposo le estuviese engañando, lo que podría haber motivado el asesinato múltiple.
Según el Daily Star, Grace habría hecho coincidir el triple crimen y su propio suicidio con el regreso de su marido de viaje, para obligarle a ver con sus propios ojos las consecuencias de su enajenación. Fuentes de la investigación explicaron al citado diario que, en la cinta grabada antes del envenenamiento, Grace le decía a su marido: "Quiero prohibirte ver a tus hijas, vengas o no vengas al Líbano". La única forma que Grace encontró para conseguirlo fue quitarles la vida.
Los hechos habrían ocurrido en la noche del miércoles al jueves, después de que la pareja interrumpiese súbitamente una conversación telefónica. Tras ese diálogo, Paul fue incapaz de volver a contactar con su familia. Al día siguiente regresó al Líbano, probablemente con la sospecha de que algo iba mal, para hallar los cadáveres de las cuatro mujeres de su vida sobre una misma cama. Cuencos con restos de ensalada de fruta, el postre de aquella noche, yacían en la habitación.
Especulaciones
El contenido de la cinta dio fin a las especulaciones iniciales sobre el macabro hallazgo de los cadáveres de las cuatro féminas en la noche del jueves. En un principio, hubo quien atribuyó las muertes a la contaminación por pesticidas de las frutas y verduras que se consumen en el Líbano, consecuencia del continuo vacío de poder derivado de las crisis políticas y de la falta de escrúpulos –o conocimiento- de algunos agricultores locales. La cinta de vídeo dio un completo al caso para martirio de los vecinos, incapaces de intuido un posible crimen tras el comportamiento de Grace.
"Hay rumores de que la poseyó el diablo, o de que se volvió loca", decía un vecino. "Una cosa es matarse uno mismo, pero ¿asesinar a tus hijos? ¿Y encima, grabarlo en vídeo?", se interrogaba. "Tenían una situación [económica] buena, disponían de un bonito edificio donde vivía toda la familia, incluidos los abuelos. El abuelo murió el año pasado, pero ambos padres siempre habían sido muy cariñosos con las niñas", explicaba otro habitante de Bershal, un reducto cristiano, a NowLebanon. En declaraciones a L’Orient Le Jour, una vecina destacaba que Grace "no pasaba desapercibida por la unión que mantenía con sus hijas, a quienes cuidaba hasta el mínimo detalle. Les consagraba los fines de semana y velaba por sus estudios. Les confeccionaba mil y una cosas para diferentes ocasiones. Era una mujer creyente y practicante. No entiendo qué ha pasado".
Una amiga de la infancia de Grace explicaba cómo en septiembre la vio por última vez con motivo de una boda. "Bailaba y bromeaba sin parar", explicaba Mona Bukaram al mismo diario online, descartando así cualquier signo de depresión. "Todo el mundo se pregunta qué le paso. ¿Por qué motivo sufría hasta llegar a ese punto?".
elmundo.es
Esta es la historia de un crimen que ha conmocionado a la sociedad libanesa. Grace se aseguró de que su esposo, Paul Jalkh, viviese para siempre con la culpabilidad del crimen que ella misma cometió. Para ello dejó una confesión en forma de cinta de vídeo, hoy en manos de la Policía, en la que según han confiado fuentes de la investigación al diario online NowLebanon la mujer admitía que se disponía a cometer el triple crimen y su suicidio "porque su marido ha estado trabajando fuera durante 10 años para ayudar a su familia y no podía aguantarlo más". Según otros medios, en la cinta no sólo explicaba sus razones, sino que también grabó los tres homicidios y su propio suicidio para martirio de su esposo.
Paul Jalkh es un hombre próspero que trabaja desde hace una década en el Golfo como instructor de jinetes, si bien dispone en el país del Cedro de su propio club ecuestre. La pareja estaba, a ojos de sus vecinos, bien avenida, si bien L’Orient Le Jour afirma en su edición del sábado que en el vídeo que Grace dejó figuraba la grabación de una violenta discusión de pareja. Otros medios locales apuntaban el sábado a la posibilidad de que Grace temiese que su esposo le estuviese engañando, lo que podría haber motivado el asesinato múltiple.
Según el Daily Star, Grace habría hecho coincidir el triple crimen y su propio suicidio con el regreso de su marido de viaje, para obligarle a ver con sus propios ojos las consecuencias de su enajenación. Fuentes de la investigación explicaron al citado diario que, en la cinta grabada antes del envenenamiento, Grace le decía a su marido: "Quiero prohibirte ver a tus hijas, vengas o no vengas al Líbano". La única forma que Grace encontró para conseguirlo fue quitarles la vida.
Los hechos habrían ocurrido en la noche del miércoles al jueves, después de que la pareja interrumpiese súbitamente una conversación telefónica. Tras ese diálogo, Paul fue incapaz de volver a contactar con su familia. Al día siguiente regresó al Líbano, probablemente con la sospecha de que algo iba mal, para hallar los cadáveres de las cuatro mujeres de su vida sobre una misma cama. Cuencos con restos de ensalada de fruta, el postre de aquella noche, yacían en la habitación.
Especulaciones
El contenido de la cinta dio fin a las especulaciones iniciales sobre el macabro hallazgo de los cadáveres de las cuatro féminas en la noche del jueves. En un principio, hubo quien atribuyó las muertes a la contaminación por pesticidas de las frutas y verduras que se consumen en el Líbano, consecuencia del continuo vacío de poder derivado de las crisis políticas y de la falta de escrúpulos –o conocimiento- de algunos agricultores locales. La cinta de vídeo dio un completo al caso para martirio de los vecinos, incapaces de intuido un posible crimen tras el comportamiento de Grace.
"Hay rumores de que la poseyó el diablo, o de que se volvió loca", decía un vecino. "Una cosa es matarse uno mismo, pero ¿asesinar a tus hijos? ¿Y encima, grabarlo en vídeo?", se interrogaba. "Tenían una situación [económica] buena, disponían de un bonito edificio donde vivía toda la familia, incluidos los abuelos. El abuelo murió el año pasado, pero ambos padres siempre habían sido muy cariñosos con las niñas", explicaba otro habitante de Bershal, un reducto cristiano, a NowLebanon. En declaraciones a L’Orient Le Jour, una vecina destacaba que Grace "no pasaba desapercibida por la unión que mantenía con sus hijas, a quienes cuidaba hasta el mínimo detalle. Les consagraba los fines de semana y velaba por sus estudios. Les confeccionaba mil y una cosas para diferentes ocasiones. Era una mujer creyente y practicante. No entiendo qué ha pasado".
Una amiga de la infancia de Grace explicaba cómo en septiembre la vio por última vez con motivo de una boda. "Bailaba y bromeaba sin parar", explicaba Mona Bukaram al mismo diario online, descartando así cualquier signo de depresión. "Todo el mundo se pregunta qué le paso. ¿Por qué motivo sufría hasta llegar a ese punto?".
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