Fidel habla de Almeida: El compañero querido de nuestra Revolución

lunes, 14 de septiembre de 2009


Algunos fragmentos de las intervenciones del Comandante en Jefe Fidel Castro, referidas al Comandante de la Revolución Juan Almeida:

1959-EN LA DIVISIÓN BLINDADA

Raúl está en el cuartel Moncada; Gómez Ochoa está en el regimiento de Holguín; Juan Almeida está aquí con la columna blindada y va a ser designado jefe de la división blindada que vamos a organizar con los veteranos de la Sierra Maestra; Camilo Cienfuegos está en Columbia; el comandante Ernesto Guevara está en La Cabaña, y el comandante Efigenio Ameijeiras ha de estar ya a estas horas en la jefatura de la Policía Nacional.

Aquí está el comandante Juan Almeida (APLAUSOS).



Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, desde el balcón de la sociedad "El Progreso", de Sancti Spíritus, Las Villas, el 6 de enero de 1959.

1961-EL MÚSICO POPULAR

El compañero querido de nuestra Revolución, el compañero comandante Juan Almeida (APLAUSOS), cuyas dotes de compositor o de autor musical se las tenía tan calladas (RISAS), que nosotros vinimos a descubrirlas después del triunfo de la Revolución… Y el compañero Almeida tengo entendido que contribuye a la reforma agraria también con una cantidad determinada de sus ingresos correspondientes a sus obras musicales (APLAUSOS). ¡Y tengo entendido que ha escrito como ocho o diez más!

Para los que no están bien informados sobre estas cuestiones, conviene explicar qué ha sido hasta hoy, es decir para el pueblo, un autor musical popular. Pues ha sido un cubano que vino al mundo con vocación de artista, no tuvo oportunidad de ir a ninguna escuela. Almeida antes de ser comandante era albañil, trabajaba en obras de construcción (APLAUSOS); Almeida no tuvo oportunidad de ir a ninguna escuela, Almeida no tuvo oportunidad de ir a ninguna academia, pero tenía inspiración musical, y un día -yo no sé cuál día sería ese (RISAS), posiblemente escribió muchas en otros tiempos, porque también había eso, de que costaba trabajo, no había facilidades- se puso a escribir y a crear una canción popular. Pero Almeida, cuando concibe una canción, tiene que buscar un músico para que le escriba la canción. Y eso que ocurre con el compañero Almeida ocurre con la mayor parte de los autores populares. Yo creo que este es el puntico más difícil de toda esta disertación mía de esta noche aquí (APLAUSOS).

Entonces, ¿qué pasa? Que magníficos autores, de inspiración elevada, no pueden escribir la música que ellos conciben. Y ese es un problema serio, no el problema en sí; el problema es que hay muchos autores que dicen -y el mismo Almeida lo dice- que si se ponen a estudiar música se les muere la musa (RISAS).

Hay una cosa: nosotros estamos completamente seguros, a pesar de lo que diga el compañero Almeida, de que si hubieran tenido oportunidad de estudiar música, habrían estudiado música y habrían aprendido música, y podrían escribir su propia música.

Pero ahora nosotros les queremos hacer una pregunta a ustedes: en medio del proceso de la Revolución, con el esfuerzo que hace la Revolución por educar al pueblo, con el esfuerzo que hace la Revolución por superar el pueblo, con el esfuerzo que hace la Revolución para llegar a las metas más ambiciosas en la vida cultural de nuestro país, la posición nuestra, de los dirigentes de la Revolución, tiene que ser una posición de luchar para que los autores se superen.

Eso tiene que ser sobre esa base, una base espontánea, una base voluntaria, una base de persuasión. Nosotros vamos a ver si convencemos al compañero Almeida a que estudie música (APLAUSOS) y tengan la seguridad de que Almeida va a ser uno de los que menos va a querer estudiar música, porque si ya empieza diciendo que él cree que su inspiración muere desde el momento en que se ponga a estudiar música, habrá que realizar una tarea ardua de convencer al compañero Almeida. Otras cosas más difíciles hay que aprender y se aprenden.



Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro del Gobierno revolucionario, en el acto de entrega de premios a los ganadores del Concurso de canciones populares inspiradas en la Revolución, en el Teatro "García Lorca", el 19 de septiembre de 1961.

1977. DELEGADO DEL BURÓ POLÍTICO EN ORIENTE

Es obligado hacer un reconocimiento profundo al compañero Juan Almeida (APLAUSOS) que, como delegado del Buró Político del Partido en las provincias orientales, ha trabajado con tanto tesón, con tanto entusiasmo, con tanta devoción, y con tanto cariño por el desarrollo del progreso y la marcha exitosa de esta querida región oriental del país.



Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en la inauguración de la fábrica de tubos para riego por aspersión "José Luis Tasende", en Manzanillo, el 28 de julio de 1977.

2002. EXPERIENCIA Y EJEMPLO

Yo no asisto a todas las tribunas abiertas, sino por excepción, dado la enorme cantidad de trabajo que nos obliga a repartirnos (Aplausos), pero las suelo seguir por televisión, y qué hermoso es ver que en ellas, presidiendo las tribunas, está casi siempre el compañero Raúl y, con él, los comandantes de la Revolución Juan Almeida, Ramiro Valdés y Guillermo García Frías (Aplausos); los suelo observar, los veo saludables y pienso que podrán continuar un período de tiempo dando el aporte de su experiencia y de su ejemplo a las nuevas generaciones que surgen con un vigor extraordinario, extraordinarios conocimientos y extraordinarios méritos revolucionarios (Aplausos), que dan fe y constituyen una garantía del bosque gigantesco y extenso que será este pueblo de héroes, a partir de las semillitas sembradas en aquellos años a los que me estoy refiriendo.

Es inolvidable que muy cerca de aquí se produjo, cuando ya estábamos abriendo nuevos frentes, algo que ocurrió con anterioridad y no había mencionado, el ascenso a Comandante, a finales de febrero de 1958, de Raúl y Almeida (Aplausos) y la creación de dos columnas, la "Frank País", al mando de Raúl, y la "Mario Muñoz" -un médico heroico que murió en el Moncada- al mando de Almeida. Ambos tenían la misión de avanzar hacia el este: Raúl, la de apartarse de la Sierra Maestra y después atravesar el llano por las proximidades de Palma Soriano hasta las montañas de lo que después fue el Segundo Frente Oriental, y Almeida para crear el frente guerrillero en las proximidades de Santiago de Cuba. Fue necesario mandar a buscar la fuerza de Almeida, dos meses y medio después, en un momento muy crítico, porque después del fracaso de la huelga de abril, la tiranía, envalentonada, lanzó 10 000 soldados de sus mejores tropas, apoyados por la aviación, tanques, artillería, etcétera, contra el frente número uno de la Sierra Maestra, realmente contra la Comandancia General, allí donde estaba Radio Rebelde, el hospital y el mando.

De este sitio partió el batallón de Sánchez Mosquera y contra ese batallón, durante 10 días, Ramiro, al mando entonces de la Columna 4, y Guillermo con parte de las fuerzas de Santiago enviadas como refuerzo, retuvieron su avance, luchando encarnizadamente, con la experiencia que ya ambos poseían. Aquel batallón armado hasta los dientes y con fama de ser el mejor de los batallones, se encontró con la resistencia, podíamos decir, de varias escuadras; no voy a decir una compañía. Éramos demasiado pocos. Hace unos minutos le preguntaba a Guillermo, debe haber tenido unos 30 ó 40 hombres en esa zona y trataba de impedir que el batallón enemigo llegara al firme de la Sierra desde esta dirección. Aquella ofensiva, la última, la iniciaron el 25 de mayo, cuando habían concentrado todas sus fuerzas de tierra y aire. También actuaban por el sur las fragatas de la marina para aislarnos y hostigarnos.

En ese momento, 25 de mayo, cuando iniciaron la ofensiva por Las Mercedes, en el flanco izquierdo de nuestro frente, éramos bastante menos de 300 hombres, no llegaba siquiera a 200 la fuerza con que contábamos para resistir; pero ya habíamos solicitado a Almeida que regresara con no menos de 50 hombres experimentados de las fuerzas próximas a Santiago de Cuba, que habían llegado ya a la zona, de la Columna 4, para esa fecha. A Camilo, que estaba en el llano, le pedimos también que regresara y fueron llegando en un momento oportuno.

Aproximadamente tres semanas después de iniciada la ofensiva, como la lucha se hacía más intensa, el cerco en torno a La Plata, atacada por varios batallones desde distintos puntos, se estrechaba, las fuerzas para defenderla eran insuficientes, y una vez finalizados los combates en Buey Arriba, el batallón de Mosquera, que no pudo llegar al firme de la Sierra para avanzar desde allí hacia la Comandancia, recibió órdenes de marchar hacia el oeste para penetrar en Santo Domingo, en las inmediaciones de La Plata, a fin de atacar desde esa dirección nuestro puesto de mando, donde llegó el 19 de junio, tras vencer la resistencia de dos escuadras rebeldes emboscadas, movimiento que fue bastante sorpresivo. Esto trajo la necesidad de mover las fuerzas que estaban defendiendo el firme más allá del Turquino, a fin de crear una defensa más estrecha y sólida. El 28 y 29 de junio, horas antes de que llegaran los refuerzos de Almeida y de Camilo, fuerzas de la Columna 1 asestaron un golpe fuerte a dos batallones que al mando de Sánchez Mosquera intentaban tomar La Plata, ocasionándoles grandes bajas y pérdida de vidas y armamentos que pasaron a nuestro poder. Al día siguiente, 30 de junio, en horas de la noche y ya con el apoyo de las fuerzas de Almeida, de Ramiro y de Camilo, aprovechando la desmoralización del enemigo, contraatacamos desde varias direcciones, poniendo en duro aprieto a los dos batallones, aunque no logramos dispersarlos ni rendirlos. Con la llegada de aquellos refuerzos fue que sumamos aproximadamente 300 hombres, y contra ellos se estrellaron los 10 000 soldados de las mejores tropas de la tiranía, en una lucha sin tregua que duró alrededor de 70 días.

Con 900 hombres se invadió el resto de la provincia y la mitad de la isla. Almeida y Guillermo regresaron a sus posiciones, enviamos nuevas fuerzas hacia el este, enviamos fuerzas hacia el norte de la provincia, enviamos fuerzas, incluso una columna, a Camagüey, y enviamos dos columnas insignes, la del Che y la de Camilo, con 140 hombres una y 90 hombres la otra, según recuerdo, que realizaron la proeza de marchar a lo largo de 500 kilómetros para llegar al centro del país. Días de angustia e inquietud fueron aquellos, mientras marchaban hacia Las Villas. De esa forma las columnas en distintas direcciones fueron ocupando terreno, frente a un enemigo desmoralizado y cada vez más desmoralizado.

Continuamos la marcha hacia Santiago liberando ciudades ocupadas por las fuerzas enemigas. Primero Baire, después Jiguaní, Palma Soriano y Maffo, en cooperación con las fuerzas de Almeida y otras columnas haciendo centenares de prisioneros y tomando sus armas y municiones. Ya se habían unido todas las columnas, todos los frentes, las aguerridas fuerzas del Segundo Frente Oriental, las fuerzas de Almeida, prácticamente todas las tropas del este de la provincia, e íbamos a atacar a Santiago de Cuba con 1 200 hombres. Había allí dos fragatas y también 5 000 soldados. Allí estaba el Moncada que íbamos a tomar, y esta vez sí que no escapaban de ninguna forma: mil doscientos experimentados combatientes era una cifra de lujo, porque 1 200 hombres contra 5 000 era la mejor correlación de fuerzas que tuvimos nunca; es cuando viene el jefe de las tropas enemigas, pide una entrevista, llega en un helicóptero y afirma que han perdido la guerra, pregunta de qué forma, a nuestro juicio, debía concluir. Nosotros le sugerimos que levantara la guarnición de Santiago de Cuba, y acordó eso. Mas quería viajar a la capital alegando diversas razones. Yo le insistía: "No vaya a la capital", para no correr riesgos. Indiscutiblemente tenía influencia, era el jefe de operaciones de las fuerzas enemigas. No fue un asesino, hay que decirlo con toda franqueza, no era un esbirro; era, realmente, una persona, podríamos decir, civilizada, y no le faltaba prestigio en el seno de su ejército.

Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en la Tribuna Abierta de la Revolución, efectuada en Buey Arriba, provincia Granma. Contiene algunos datos añadidos por el autor, relacionados principalmente con los combates contra la última ofensiva de las fuerzas de la tiranía y la ofensiva final del Ejército Rebelde. 30 de marzo de 2002.

(Tomado de Cubadebate)


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