Lluvias amenazan con aumentar vulnerabilidad de Haití a un mes del terremoto

viernes, 12 de febrero de 2010


A un mes de haber sido azotada por un sismo de magnitud 7,3 en la escala de Richter que dejó más de 200 mil muertos, Haití ve aumentar su vulnerabilidad ante la cercanía de las lluvias, debido al inconveniente de no poder garantizar hasta ahora un refugio para las miles de personas damnificadas que dejó el terremoto.

El pasado miércoles, el Gobierno haitiano destacó que existen dificultades para dar albergue al millón de personas sólo en la capital del país, Puerto Príncipe, principal ciudad afectada por el potente terremoto registrado el pasado12 de enero, según refirió Telesur.

Ya el pasado jueves cayó una lluvia que inundó el Camp de Mars, el parque donde se encuentran las estatuas de los héroes de la independencia y que desde hace cuatro semanas comparten espacio con decenas de miles de haitianos sin techo.

En una conferencia de prensa, el primer ministro, Jean Max Bellerrive, detalló que su país tiene una gran preocupación porque no se pueden conseguir en el mercado mundial, en un inmediato plazo, las 200 mil carpas necesarias para dar albergue a los damnificados que dejó el sismo en su país.

Según estudios de expertos y estimaciones del propio gobierno haitiano, en los próximos meses comenzará la temporada de huracanes y existen altas probabilidades de que tormentas tropicales golpeen directamente al Caribe y vulneren aún más la situación de Haití.

El presidente haitiano, René Preval, en el contexto de la cumbre extraordinaria convocada por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para debatir un plan de ayuda para Haití, expresó en Quito, la capital ecuatoriana, la necesidad que tiene su país de recibir la donación de carpas para albergar a los sobrevivientes del terremoto que quedaron sin hogar.

Haití, 30 días después sigue viviendo la tragedia ocasionada por el movimiento telúrico, pese a que las autoridades y la ayuda internacional han intentado mitigar algunas de las calamidades acentuadas por el sismo, entre la falta de alimentos, agua y, obviamente, el problema del refugio para los damnificados.

Desde el pasado 12 de enero, es usual ver en las calles de Puerto Príncipe largas filas de personas a la espera de que empleados de varias organizaciones humanitarias, cercados por soldados de la Fuerza de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah, por su sigla en inglés) o marines de guerra estadounidense, repartan a punta de fusil sacos de arroz, frijoles o leche, pero no de manera equitativa.

El gobierno de Haití además ha tenido que lidiar con el conflicto suscitado en la entrega de la ayuda internacional, que aún no se ha logrado encausar de manera ordenada hacia los más necesitados, ya que ese proceso, generalmente, depende de la voluntad de las organizaciones no gubernamentales.

Pese a la dramática situación por la que atraviesa la isla caribeña, la comunidad internacional ha manifestado su solidaridad con el pueblo haitiano y, de manera permanente, ha estado enviando ayuda en un intento por palear la crisis humanitaria en la que está inmersa ese país.

Ejemplo de ello es la postura asumida por la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (Alba) ante la situación de Haití.

El Alba presta cooperación, principalmente en las comunidades que se han improvisado en Leoganne, a unos 22 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, donde ya han sido levantados dos de los ocho campamentos que la Fuerza de Tareas Conjunta para Haití que Venezuela, por orden de su presidente, Hugo Chávez, prevé establecer en ese lugar.

Cada uno de esos campamentos, que tienen una capacidad para unas dos mil personas, cuentan con servicios de salud, educación, alimentación, recreación y alojamiento.

Estos asentamientos están divididos en tiendas de campaña que tienen capacidad, cada una, para unas cuatro núcleos familiares.

Cuba también ha ofrecido su cooperación en materia de salud, con la presencia de una brigada médica integrada por más de mil colaboradores, entre ellos 400 galenos y estudiantes haitianos de medicina formados en La Habana.

Además, en la reciente cumbre extraordinaria de Quito, la Unasur aprobó un fondo de ayuda a Haití de 100 millones de dólares y el envío de carpas para los damnificados.

Unasur también dio su voto de respaldo para la solicitud de un crédito de hasta 200 millones de dólares al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con un plazo de pago de entre 15 a 20 años y con un interés mínimo.

fuente: abn.info.ve

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