Batalla de Berlín

jueves, 10 de diciembre de 2009


La Batalla de Berlín fue una de las batallas finales de la Segunda Guerra Mundial entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética, que trajo como consecuencia directa la rendición incondicional de Alemania ante el Ejército Rojo, aunque este tuvo que pelear casa por casa durante toda batalla a pesar de su superioridad numérica.

Durante los combates, el canciller de Alemania Adolf Hitler se suicidó, así como su ministro de Propaganda Joseph Goebbels. El secretario personal de Hitler, Martin Bormann también murió intentando escapar del cerco.

Trasfondo
Hasta el inicio de 1945 el Frente Oriental se había mantenido relativamente estable desde agosto de 1944 tras las consecuencias de la Operación Bagration. Rumania y Bulgaria habían sido forzadas a rendirse y declarar la guerra a Alemania, y además los alemanes habían perdido Budapest y la mayor parte de Hungría. De esta manera la llanura polaca fue abierta al Ejército Rojo.

Los comandantes soviéticos, después de su inacción durante el Alzamiento de Varsovia, avanzaron finalmente sobre la capital polaca en enero de 1945. Durante 3 días, en un amplio frente, cuatro ejércitos soviéticos comenzaron una ofensiva a través del río Narew y desde Varsovia. Después de cuatro días de lucha el Ejército Rojo logró vencer la resistencia alemana y comenzó a moverse hacia el oeste, recorriendo hasta 40 kilómetros por día, tomando los estados bálticos, Danzig o Gdansk, Prusia del Este, Poznań, trazando un nuevo frente a solo sesenta kilómetros al este de Berlín, a lo largo del río Óder.

Un contraataque fallido llevado a cabo el 24 de febrero por el recién creado Grupo del Ejército Vístula, bajo el mando nominal de Heinrich Himmler, permitió al Ejército Rojo apoderarse de Pomerania y eliminar toda la resistencia en la orilla derecha del Óder. Mientras tanto en el sur, los continuos intentos alemanes de levantar el sitio de Budapest fallaron y finalmente la ciudad cayó ante los rusos el 13 de febrero. A pesar de que la derrota era inevitable Hitler seguía ordenando contraataques imposibles, así como la ejecución de tareas irrealizables. Una ofensiva para capturar el Danubio fue llevada a cabo el 16 de marzo sin cumplir su objetivo. El 30 de marzo los soviéticos entraron en Austria y el 13 de abril tomaron Viena.

A pesar de que la producción militar alemana había caído a niveles desesperantes y las reservas de combustible eran más que insuficientes, las tropas alemanas peleaban con mayor fiereza que nunca y por diversas razones. El fanatismo nacionalista y anti-comunista, la humillación que suponía una rendición incondicional y los millones de refugiados que iban a ser capturados por los rusos eran las principales razones que tenía el soldado alemán para oponer resistencia al Ejército Rojo. De esta manera la ofensiva hacia Berlín resultaba más lenta de lo que a Stalin le gustaba. Además la negativa de Hitler a abandonar la capital del Reich obligaba a los generales alemanes a defenderla a toda costa, ya que habían hecho un juramento de lealtad al Führer, el cual también había ordenado no evacuar la ciudad.

Stalin por su parte, hacía creer a Eisenhower que la ofensiva sobre Berlín era una distracción para una real ofensiva sobre Dresde, pero al mismo tiempo urgía a los generales Zhúkov y Kónev a capturar la capital del Reich lo más pronto posible para capturar todo lo posible de tecnología nazi en la capital. Durante un tiempo los americanos planearon enviar paracaidistas sobre Berlín para capturarla, pero Eisenhower no tenía deseos de capturar la ciudad antes que los rusos y asegurando que las bajas serían elevadas abandonó el plan.

Preparación de la ofensiva soviética
El 9 de abril de 1945 la ciudad prusiana de Königsberg se rindió al Segundo Frente Bielorruso al mando del general Konstantín Rokosovski. Inmediatamente después Rokosovski y sus tropas avanzaron al frente del Óder. La orden de Stalin a sus generales había sido la de avanzar velozmente por un amplio frente, sin dejar espacios en la orilla derecha el río Rin que los aliados occidentales pudieran ocupar primero. Debido a dicha orden se realizó el despliegue de los Frentes de la siguiente manera: El Segundo Frente Bielorruso al mando de Rokosovski avanzó por el norte, cubriendo el territorio desde el mar hasta Seelow, el Primer Frente Bielorruso al mando de Zhúkov avanzó por el área frente a Seelow ya que a él se le había concedido el privilegio de llegar a Berlín primero, por último el Primer Frente Ucraniano de Kónev avanzaba al sur. El ejército polaco aportaba unos 79.000 hombres a los Frentes soviéticos, que sumaban 2,5 millones de hombres en total. La ofensiva también incluía 6.250 tanques, 7.500 aviones, 41.600 piezas de artillería y morteros, 3.255 cohetes Katiusha y casi 100.000 vehículos, la mayoría prestados por los Estados Unidos. Sumándose a esto, los rusos desplegaron unos 143 reflectores de luz que debían cegar a los defensores, así como iluminar el camino a Berlín.

El 20 de marzo Hitler designó al general Gotthard Heinrici como reemplazo de un inoperante Himmler en el mando del Grupo de Ejército Vístula. Heinrici, que era un hábil estratega, adivinó las intenciones de Zhúkov y preparó tres cinturones defensivos cerca de Seelow, protegiendo una autopista que llevaba directamente a la capital del Reich. Debilitando el frente del Óder en otros puntos, trasladó soldados a Seelow y ordenó inundar la planicie que se extendía entre la población y el río Óder. Dándose cuenta de lo inútil que sería intentar defender esta planicie, movió a todos sus hombres a la colina detrás de esta y dejó a un puñado para disimular la retirada. La localidad de Seelow era defendida por jóvenes soldados de la 9ª División de Paracaidistas, cedidos por Hermann Goering a Heinrici; estos inexpertos soldados solo tenían dos semanas de entrenamiento en infantería y eran dirigidos por expertos pilotos, que no tenían ningún conocimiento de las tácticas de combate terrestre.

Primeras ofensivas
A las dos de la mañana del 16 de abril 22.000 cañones rusos de largo alcance abrieron fuego a lo largo de todo el frente, concentrándose la mayor intensidad frente a Seelow, barriendo cada palmo de terreno en la planicie entre la localidad y el Óder. Para aquel momento Heinrici había retirado el grueso de sus tropas y las bajas fueron pocas. A la luz del alba los tanques rusos acompañados de infantería empezaron a cruzar la pantanosa planicie y a acercarse a la colina, pero los cañones antiaéreos colocados en la cima de la misma empezaron a diezmar a los tanques rusos y los alemanes empezaron a despedazar a la infantería rusa que se batió en lenta retirada debido al lodo. Por si fuera poco, la espesa niebla que cubría el terreno atenuaba la luz de los reflectores rusos y servía para delatar las formaciones del Primer Frente Bielorruso, pero no era suficiente para cegar a los alemanes, como se había planeado...

Mientras tanto en el sur, el Primer Frente Ucraniano de Kónev iba avanzando de acuerdo al plan, empujando hacia atrás al IV Ejército Panzer del Grupo de Ejército Centro al mando del general Ferdinand Schörner, dicha acción estaba afectando peligrosamente tanto a Heinrici como a Schörner, ya que sus Grupos de Ejército se arriesgaban a ser envueltos.

Stalin, molesto por los contratiempos en Seelow, dio permiso a Kónev para liberar Berlín, presionando a Zhúkov, que envió sus reservas a combatir, logrando avanzar solamente seis kilómetros. Sin embargo Zhúkov siguió presionando, sufriendo enormes pérdidas, y en la noche del 18 de abril sus tropas finalmente llegaron al último cinturón defensivo que Heinrici había levantado. Para el anochecer del 19 de abril el Frente Oriental había dejado de existir y los restos del 9º Ejército y el IV Cuerpo Panzer corrían el riesgo de ser rodeados por el I Frente Ucraniano que avanzaba desde el sur y el I Frente Bielorruso desde el este. Este último se encontraba a menos de sesenta kilómetros de Berlín y ninguna fuerza importante se les oponía. Sin embargo para lograr esto las bajas fueron elevadas ya que en lo que iba del mes de abril los rusos habían perdido 2.807 tanques.

El sitio de Berlín
El 20 de abril Hitler cumplió 56 años y la artillería rusa alcanzó Berlín. El I Frente Bielorruso de Zhúkov empezó a rodear la capital alemana por el noreste y el este. En el sur el I Frente Ucraniano de Kónev quebraba el flanco norte del Grupo de Ejército Centro de Schörner. Al mismo tiempo el III Cuerpo Panzer era atacado por el II Frente Bielorruso de Rokosovski, que se abría paso entre Stettin y Schwedt.

Cuando Hitler se enteró que ciertos elementos del 9º Ejército había tenido éxito defendiendo Cotthus o Cottbus, ordenó que dicho ejército después de derrotar a las columnas soviéticas que se encontraban al norte, regresara al sur y junto con el IV Cuerpo Panzer que se encontraba más al sur, envolvieran al I Frente Ucraniano y lo destruyeran. Después de lograr esta proeza militar Hitler deseaba que las tropas se dirigieran al norte para formar la tenaza inferior que envolvería al I Frente Bielorruso, mientras que el IV Cuerpo SS Panzer comandado por Felix Steiner sería la tenaza superior. Hitler, completamente ajeno a la realidad deseaba que Steiner con 10.000 hombres y unos pocos tanques acabara con una fuerza acorazada diez veces más poderosa. Cuando Heinrici se enteró de esta orden imposible de cumplir, le hizo ver a Hitler que el 9º Ejército lejos de envolver a los rusos iba a ser envuelto por ellos, además pidió permiso para retirar este ejército al oeste, de lo contrario él pediría su remoción del mando.

El 22 de abril Hitler se enteró de que Steiner no había podido avanzar como se había planeado y sufrió un colapso. Después de culpar a los generales de cobardes y traidores, Hitler aceptó finalmente que la guerra se había perdido. Además anunció que se iba a quedar en Berlín hasta el final y que moriría allí. El general Alfred Jodl sugirió que el 12º Ejército de Walther Wenck podría abandonar el Frente Occidental y dirigirse a Berlín para unirse al 9º Ejército al mando de Theodor Busse. Hitler, más calmado, aceptó la idea y envió las órdenes a Wenck y a Heinrici.

Cuando Busse recibió la orden de dirigirse al oeste para encontrarse con Wenck y luego regresar a Berlín, se dio cuenta de que el regreso llevaría a un inútil derramamiento de sangre y decidió escapar al oeste para rendirse a los norteamericanos. Wenck estuvo de acuerdo y después de sufrir numerosas bajas en la Batalla de Halbe, Wenck y Busse se dirigieron al Elba, donde los aliados occidentales los capturaron.


Mientras tanto en Berlín, los tanques rusos ya estaba llegando al anillo defensivo de la ciudad, mientras que en el norte el II Frente Bielorruso había avanzado 15 kilómetros más allá del Oder y tenía ocupado al III Cuerpo Panzer. Cottbus se había perdido y para el 23 de abril el 9º Ejército había quedado separado de la ciudad, y parte del I Frente Ucraniano había partido al oeste a encontrarse con el 12º Ejército de Wenck.

Para el 24 de abril Berlín quedo sitiada. Hitler encargó al general Helmuth Weidling la defensa de la ciudad.

Al día siguiente, el II Frente Bielorruso finalmente cruzó la línea de defensa del III Cuerpo Panzer, y los rusos y los norteamericanos hicieron el primer contacto cerca de Torgau en el río Elba.

Batalla en Berlín
Las fuerzas disponibles para la defensa de Berlín, ahora que Busse había escapado al oeste con el 9º Ejército, eran varias divisiones de las Waffen-SS, restos de varias unidades de la Wehrmacht, jóvenes sin mayor experiencia de las Juventudes Hitlerianas, ancianos reclutados en el Volkssturm, policías, y veteranos de la Primera Guerra Mundial. A pesar de las superioridad numérica del Ejército Soviético la lucha en la ciudad fue muy feroz y se tuvo que pelear casa por casa hasta llegar al Reichstag.

Para la defensa de Berlín se dispusieron las pocas tropas disponibles de la siguiente manera: En el oeste la XX División de Infantería, en el norte la IX División de Paracaidistas, al noreste la División Panzer Müncheberg, al sureste la División Nordland de las SS, al este del aeropuerto de Tempelhof, mientras que la XVIII División de Panzergranaderos estaba como reserva en el distrito central.

El resultado de la batalla ya estaba sellado, pero la insistencia germana impedía la rendición. De esta manera la ciudad sufrió graves daños mientras que el Ejército Rojo avanzaba desde el sureste por la avenida Frankfurter, desde el sur por la avenida Sonnen, desde el sur por la Plaza Potsdamer, y desde el norte acercándose peligrosamente al Reichstag, y por ende acercándose al búnker de la Cancillería, donde estaba Hitler. Los lugares donde la lucha fue más intensa fue en el Reichstag precisamente, así como el puente Moltke, y la Alexanderplatz. También se libró una fuerte batalla por la captura de los puentes en Spandau. Los combatientes extranjeros de las SS peleaban con mayor fiereza, ya que sabían que en sus países serían juzgados como traidores y ejecutados.

El 28 de abril Heinrici se negó a obedecer la orden de Hitler de retener Berlín sin importar las bajas e inmediatamente fue relevado del mando y reemplazado por el general Kurt Student.

El 30 de abril los soviéticos llegan al centro de Berlín, y Adolf Hitler se casa con Eva Braun. Luego ambos se suicidan.

Finalmente, el general Weidling rinde Berlín el 2 de mayo.

Consecuencias
Los tanques perdidos por los soviéticos superaron todos los cálculos realizados, debido a la eficaz utilización del Panzerfaust, que no fue suficiente para detener el avance blindado sobre la capital. La tenaz resistencia alemana fue quebrada al acabarse las municiones y las tropas.

Los soviéticos informaron de unos 155.000 muertos en Berlín, así como 250.000 heridos o enfermos. Por su parte unos 45.000 alemanes murieron, incluyendo los civiles. Una característica de la invasión rusa de Alemania fueron las violaciones masivas de mujeres como castigo por la guerra, pese a no ser ellas responsables. En Berlín fueron violadas 100.000 mujeres del total de 2.000.000 de alemanas agredidas sexualmente, de estas unas 10.000 berlinesas se suicidaron.[2] [3] [4] Hubo un ensañamiento muy fuerte en los días posteriores a la conquista, llegando a violar hasta 70 veces a la misma mujer.[5] [6] En un caso similar a las etapas finales de la guerra y del avance ruso los miembros del partido Nazi huyeron dejando a los cíviles alemanes a su suerte, que solo se enteraban de la cercania de los soviéticos cuando los soldados alemanes se retiraban del frente dandoles aviso del avance ruso, cuando era demasiado tarde para huir (los civiles no podian huir tan rapido como los soldados).

Los últimos deseos de Hitler, ordenaban que el almirante Karl Dönitz se convirtiera en Presidente del Reich, mientras que Joseph Goebbels sería el nuevo Canciller de Alemania. Sin embargo el suicidio de este último, junto con toda su familia, dejó a Dönitz con la responsabilidad de la guerra. Finalmente, el 8 de mayo de 1945, el Alto Mando Alemán se rindió incondicionalmente a Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética finalizando la guerra en Europa.



















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